Autor: DR. RAMIRO BORJA GALLEGOS

El pueblo, no sale del asombro, luego de las elecciones en la penitenciaria. Todos comentaban y muchos dudaban que sea cierto, porque tal proceso electoral, era algo inédito en cualquier parte del mundo.
Para iniciar, se tomó lista a los presidiarios por sus cualidades y habilidades, así: mafioso, narcotraficante, estruchante, narcolavador, cantante, bailarina de cabaret, bigotes, financista, estafador, chulquero, zorra, enano de bonsay, fumón, cocainómano, rata, borrego, evasor de impuestos, glosado, homosexual, pedófilo, tinterillo, etc., un señor que pasaba por ahí, preguntó ¿Por qué esos insultos?, y le contestaron, que no son insultos, que se les está llamando por sus particularidades.
Después se instaló una asamblea general, en la cual debían elegir a sus dignidades, se nombró un tribunal electoral y escrutador, que calificó las listas con sus respectivos candidatos a Presidente, Vicepresidente, Secretario, Comisión de Tocador, etc. Calificación normal, todos reunían las cualidades y requisitos para dichas dignidades.
Luego se reunieron tres o cuatro jefes de las bandas de malhechores y decidieron quienes tenían que ser los elegidos para dichos cargos. Resolución que fue comunicada al tribunal electoral, para que anunciara, tal elección, en cuanto se realicen los comicios electorales, sin importar los resultados de los votos sufragados.
El caos en la Asamblea era total, unos decían que les habían traicionado, otros que no se contaron bien los votos, algunos repetían, que se sentían burlados por unos cuantos delincuentes; al final, la mayoría se abrazaba, afirmando que legal es el robo.
Con el pasar del tiempo, la Asamblea penitenciaria, en un ataque de purificación, se da cuenta, que entre ellos hay cobradores de diezmos y sacapintas, por lo que decide expulsarles de sus celdas.
Luego de la posesión, se reunieron los tres mafiosos principales, designaron de entre sus filas, a los capos para cada una de las áreas delictivas, y se olvidaron de la población carcelaria, que les dio el voto. Se acabó la democracia en la penitenciaria, porque la Asamblea no se sentía a gusto con el Presidente elegido, y planeaban destituirlo, con el único fin, que regrese, el jefe de todas las bandas de malhechores, para que ponga fin a las persecuciones, volviendo al sistema, yo mando aquí en la penitenciaria.
El Pueblo, las Fuerzas Armadas y la Policía, constataron lo que estaba pasando en la penitenciaria. Las fuerzas del orden se sentían impotentes para realizar una acción, se sentían disminuidas, sin atinar que hacer. Aceptaron. No hubo reclamos. Vieron cautelosos como se entregaba la prisión, a un grupo minoritario de delincuentes, que no gozaba del respaldo de la población carcelaria.
Nunca hay que bajar los brazos. Nunca hay que bajar la cabeza. Hay que estar siempre vigilantes ante las duras pruebas que nos impone Nuestra Patria. Debemos luchar por el Bien, la Verdad y la Justicia.
No es la política la que hace a un candidato convertirse en ladrón, es tu voto el que hace a un ladrón convertirse en político.
SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO.
EL ECUADOR PARA LOS ECUATORIANOS.
