Cada 16 de septiembre se recuerda la proclamación, por parte de la Asamblea General de la ONU, de la firma del Protocolo de Montreal, por 24 naciones y la Comunidad Económica Europea, en acuerdo para la preservación de la capa de ozono. La capa de ozono es un filtro de gas muy frágil, que protege a la Tierra de la radiación solar ultravioleta (UV-B); está ubicada en la estratósfera entre los 15 y 50 km sobre la tierra.
Las lecturas de los satélites de monitoreo de contaminación de la NASA y la Agencia Espacial Europea –ESA– han detectado disminuciones significativas en el dióxido de nitrógeno (NO2) sobre el planeta. Existe evidencia de que el cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración económica que siguió al brote de coronavirus.
Sin embargo, para la Organización Meteorológica Mundial, el dióxido de carbono permanece en la atmósfera y los océanos durante siglos. Esto significa que el mundo está abocado al cambio climático, independientemente de cualquier caída temporal en las emisiones, como ha sido el caso de la epidemia por la COVID-19.
A partir de la firma del Protocolo de Montreal, la comunidad científica asegura que si los gobiernos continúan trabajando de manera coordinada siempre habrá un modo de restaurar los sistemas climáticos dañados.
Después de décadas se ven los resultados de las medidas adoptadas, las mejoras en la capa de ozono se encuentran entre 1% y 3% por década.
Las investigaciones continuarán y los resultados tendrán varias interpretaciones. Lo que importa al final del día es lograr la suma de compromisos para ayudar al Planeta desde cada accionar como individuos, empresas, organizaciones, entre otras. “Ya las Naciones Unidas, en la Agenda 2030, integraban como un objetivo para el desarrollo sostenible la imperante necesidad de establecer alianzas de múltiples interesados.
Solo el trabajo articulado e inclusivo nos permitirán tener el impacto esperado en el bienestar de las personas y el cuidado del planeta”, sostiene Patricio Díaz, Gerente de Ecología Industrial de UNACEM Ecuador.
Compromisos empresariales
Unacem Ecuador, líder en gestión ambiental, apoyó al Gobierno ecuatoriano en la disposición final ambientalmente adecuada de los gases refrigerantes clorofluorocarbonos (CFC12) -considerados SAOs (sustancias agotadoras de la capa de ozono)- recuperados en el marco del plan Renova Refrigeradora. “Desde el año 2010, iniciamos nuestro proyecto de sustitución de combustibles fósiles por otros alternos como la biomasa y los aceites usados. Esta experiencia y nuestros altos estándares de gestión ambiental nos permitieron colaborar con el Ecuador en este importante hito ambiental: La destrucción de las 2,73 toneladas de CFC 12 equivalente a evitar la emisión de un total de 28.128 toneladas de CO2-eq a la atmósfera”, asevera Patricio Díaz, Gerente de Ecología Industrial de la empresa.
“Esta alianza con el Gobierno ecuatoriano y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ONUDI, nos ha merecido un reconocimiento por varios organismo nacionales e internacionales, como de Pacto Global Ecuador por el impacto de esta acción en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12: Producción y Consumo Responsables. Así es como en Unacem Ecuador ratificamos nuestro compromiso de trabajar con el máximo respeto por el bienestar de las futuras generaciones, cumplir con las leyes y aplicar los principios del desarrollo sostenible”, añadió Patricio Díaz.
En 2019, el 15,8% de los combustibles consumidos por Unacem Ecuador provino de biomasa, combustible alterno que contribuye a mitigar las emisiones de CO2, y el 14,7% provino del coprocesamiento de residuos de hidrocarburos que cuentan con disposición final ambientalmente adecuada. De esta manera, Unacem Ecuador se constituye en una de las empresas cementeras con mayores niveles de coprocesamiento de la región.
Acciones individuales:
Varias son las acciones que se pueden implementar para disminuir el deterioro de la capa de ozono, entre las que se destacan:
● Evitar la compra y posterior consumo de los aerosoles o spray en cuya composición intervengan gases clorofluorocarbonos (CFC).
● Evitar el uso de extintores que contengan gases denominados “halones”, sustancia muy agresiva para la capa de ozono.
● Realizar un buen mantenimiento de los aires acondicionados, industriales, domésticos, de nuestros vehículos, ya que su mal funcionamiento provoca la fuga de los gases refrigerantes tipo CFC a la atmósfera.
● Llamar al técnico especialista si notas que el congelador de tu casa no trabaja como es debido, ya que puede tener fugas de gas refrigerante.
● Comprar artefactos eléctricos de alta eficiencia para el hogar y bombillas de menor consumo tipo led.
A nivel internacional y gubernamental:
● Garantizar que las restricciones vigentes aplicables a las sustancias que agotan la capa de ozono se apliquen correctamente y que se siga limitando el uso mundial de las sustancias destructoras del ozono.
● Garantizar que las existencias de sustancias que agotan la capa de ozono (tanto las almacenadas como las contenidas en equipos vetustos) se gestionen de una manera ecológica y se sustituyan por alternativas respetuosas con el clima.
● Garantizar que las sustancias que agotan la capa de ozono empleadas en usos permitidos no se desvíen hacia usos ilegales.
● Reducir el uso de sustancias que agotan la capa de ozono en aplicaciones no consideradas como consumo a efectos del Protocolo de Montreal.
● Garantizar que no se generen nuevos productos químicos ni tecnologías que puedan suponer nuevas amenazas para la capa de ozono (por ejemplo, las sustancias muy efímeras).
Prolongar la vida del Planeta es una tarea de toda la humanidad, pequeñas acciones desde casa podrán marcar la diferencia. A estas acciones deberán sumarse políticas públicas que promuevan un uso eficiente de los recursos e incentiven el desarrollo de buenas prácticas ambientales