Leonardo Intriago Solórzano
Mg. Comunicación Estratégica
¡Es un escándalo! ¡Es vergonzoso! ¡Qué falta de profesionalismo! ¡No aprendemos! Fueron varias de las exclamaciones que se leían en las diferentes redes sociales de periodistas, hinchas y aficionados al fútbol y a nuestra selección de Ecuador, luego de ver el video que muestra a jugadores de fiesta en un club nocturno, en medio de una gira de partidos amistosos frente a Guatemala e Italia (fechas FIFA) en Estados Unidos.
Y en realidad, que salgan a divertirse no es un problema, tampoco es cuestión de volvernos moralistas, eso no es lo cuestionable. Lo complejo de la situación, es el contexto en el que se desarrolla esta acalorada fiesta que ensucia la imagen de una institución como la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y la selección absoluta (admiración y ejemplo de millones de niños y adolescentes). Recordemos que aquel, era un día libre no de vacaciones, la selección estaba en una gira de partidos comprobatorios; y a la fiesta, acudió la promesa de 17 años.
El escándalo se convirtió en una crisis comunicacional que durante las primeras horas del lunes, la Federación no supo gestionar adecuadamente. No se aplicó el periodo proactivo (antes de que se active el riesgo) ni el reactivo (cuando estalló). Cerca de las 20h00, la FEF publicó un tibio comunicado oficial, resaltando valores institucionales y dejando entrever que tomará acciones.
La crisis es un impacto negativo, muchas veces inesperado e inevitable, que afecta al normal funcionamiento de la organización o institución. En instancias como estas, es imperativa la gestión de comunicación en reducir los impactos desfavorables ante la opinión pública.
La FEF no reaccionó de inmediato para bajar tensiones. Si bien, el silencio comunica y es una táctica válida, hay que tener control sobre ella. Sin embargo, quedó descartado cuando los jugadores Roberth Arboleda y Gonzalo Plata publicaron en sus cuentas de Instagram sarcásticos mensajes, naturalizando el hecho; es entonces cuando se lee claramente que la FEF, no tiene un plan de comunicación frente a crisis como estas que además, son ya repetidas.
La Federación debe trabajar, urgentemente, en un plan que permita prever y reducir los impactos de crisis. Definir voceros, presencia, mensajes, tiempos, tonos, medir niveles de alcance de cada acción que realice. Permanecer en silencio, generalmente profundiza la crisis.
Parecería irrelevante hablar de un hecho puntual de la selección de fútbol, pero hay que comprender la magnitud de la pasión que representa para los ecuatorianos. Aunque se trate de partidos amistosos, el equipo despierta la esperanza, alegrías, emociones y sueños.
Es tiempo de cambiar el chip y asumir la responsabilidad de representar a un país con mayor profesionalismo.