Editorial de Fausto Giraldo-Sociólogo
Lejos quedó aquel febrero del 2020 en el que se anunciaban los primeros casos de contagio de covid 19 en el Ecuador con el denominado caso cero que en realidad no era sólo un número sino una condición que ponía de manifiesto varios aspectos de la gestión estatal y la actitud o comportamiento ciudadano respecto a una crisis pandemica de tan magnitud.
Indudablemente el aislamiento definitivo se dio de forma obligatoria y en el Marco de una profunda crisis que luego de dos meses se constituía en la fuerza “subjetiva” de choque para exigir la salida o retorno a las actividades productivas por las consecuencias en relación a empleo y agudización del estancamiento socio productivo se estaba generando.
Hasta hace unos tres meses se constituía un reto el que las cifras de infectados, recuperados y fallecidos no aumenten en los territorios, el denominador común de la ciudadanía y sus autoridades era el que al anuncio público de datos no existieran incrementos ya que eso aparentemente reflejaba la supuesta adecuada gestión que en el territorio local hacían sus alcaldes y a su vez el cuidado y prevención poblacional al ejecutar las medidas de aislamiento o distanciamiento.
De un tiempo acá los medios de comunicación publican los números de contagios, fallecidos, recuperados entre otros, pero ya para la “retina social” en la actualidad son sólo eso: “números”, datos que alimentan las estadísticas pero que su incidencia en la gestión de las autoridades o en la actitud ciudadana no tiene mayor incidencia.
Por cultura general la población ha mostrado su preocupación inicial sobre decisiones de carácter político gubernamental respecto a clases presenciales, suspensión definitiva de la emergencia y restricciones u otras medidas, pero ya no interesa mucho que en el Ecuador existan más de 110 mil infectados y que los fallecidos superen los 6000, estos números proporcionados por las entidades oficiales aunque se creen que son muchos más.
En Imbabura casi se llega a los 3000 y en particular la ciudad de Ibarra bordea los 1500 infectados, atrás quedó la preocupación para que no vaya aumentar estas cifras, pero como se ha señalado más peso en la población la necesidad, en las empresas la situación productiva y en las autoridades la foto de popularidad antes que el mantener un rango inferior de contagios, ahora no importa quién, como, cuando y donde, talvez incluso ni siquiera cuantos, hoy vale más el vivir como se pueda al precio de cualquier riesgo, claro está esta actitud tiene un origen: inadecuada política de gestión de crisis nacional y territorial en la que se incluye la ausencia de articulación con el tejido social y la “minada y corrupta” política de apoyo humanitario.