¿Cuánto dura la protección de las vacunas contra COVID-19?
Esa misma pregunta se hacen los expertos que todos los días investigan al complejo SARS-CoV-2. También los gobiernos se hacen esa pregunta, alentando a la vacunación completa de su población con dos dosis y también, en algunos casos puntuales, una tercera dosis de refuerzo.
Sobre el tiempo que dura la inmunidad adquirida con las vacunas frente a la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que aún se está investigando sobre la intensidad y la duración de esa protección, si bien la institución confiesa que está procurando determinar si la intensidad y la duración de la respuesta inmunitaria dependen del tipo de infección que tiene la persona: sin síntomas (‘asintomática’), o con síntomas leves o graves.
Aquí recuerda que, en lo que respecta a otros coronavirus, por ejemplo, el del resfriado común, el SARS-CoV-1 y el del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), la inmunidad disminuye con el tiempo, como en el caso de otras enfermedades. “Si bien las personas infectadas por el SARS-CoV-2 desarrollan anticuerpos e inmunidad, aún no sabemos cuánto dura esa inmunidad”, manifestaron sus expertos.
Nuestro cuerpo reacciona frente a las vacunas con dos formas de defensa. Una manera es la que se conoce como inmunidad humoral y consiste en la generación de anticuerpos por parte de células linfocitos B, que bloquean al virus antes de que produzca la infección. Según varios estudios científicos, la combinación de las vacunas estudiada otorga una mayor respuesta inmunitaria frente al virus, que se suma a la ya observada gracias a la generación de anticuerpos o inmunidad humoral.
La segunda es la inmunidad celular. Esta es otro tipo de respuesta del sistema inmune y se produce gracias a la activación de linfocitos T, otro tipo de células que adquieren la capacidad de destruir las células ya infectadas. La generación de anticuerpos es el principal objetivo de una vacuna. Pero si suma también la respuesta de inmunidad celular, se podrá reforzar el sistema de defensas del organismo y mejorar así la protección frente al virus.
Lo más interesante es que hasta ahora estas células inmunes han demostrado ser invulnerables a las mutaciones que va acumulando el virus en sus distintas variantes. Varios estudios han mostrado que los anticuerpos de las personas vacunadas o aquellas que padecieron la enfermedad, neutralizan todas las variantes conocidas hasta el momento. Los anticuerpos neutralizantes duran varios meses en pacientes con COVID-19, pero su número disminuye con el tiempo. Según un estudio publicado en la revista Immunity, de 5.882 personas que se habían recuperado de la infección por SARS-CoV-2, encontraron que los anticuerpos todavía estaban presentes en su sangre cinco a siete meses después de la enfermedad. Esto ocurrió tanto en los casos leves como graves, aunque las personas con enfermedades graves terminaron con más anticuerpos en general.
Ahora bien, todas las vacunas autorizadas de emergencia en el contexto de la pandemia demostraron producir fuertes respuestas de anticuerpos. “El grupo de estudio de la vacuna Moderna informó en abril que los participantes en un ensayo clínico en curso tenían niveles altos de anticuerpos seis meses después de su segunda dosis, en tanto un estudio en The Lancet encontró que la vacuna Oxford-AstraZeneca indujo altos niveles de anticuerpos con disminución mínima durante tres meses después de una sola dosis”.
“Se espera que la cantidad de anticuerpos neutralizantes disminuya con el tiempo”, aseguró Timothée Bruel, investigador del Instituto Pasteur, dado lo que se sabe sobre la respuesta inmune a otras infecciones. En abril, Bruel y sus colegas publicaron un artículo en Cell Reports Medicine que analizaba los niveles y funciones de anticuerpos en personas que habían experimentado COVID-19 sintomático o asintomático. Ambos tipos de participantes poseían anticuerpos polifuncionales, que pueden neutralizar el virus o ayudar a matar las células infectadas, entre otras cosas. Esta amplia respuesta -según Bruel- “podría contribuir a una protección más duradera en general, incluso si las capacidades de neutralización disminuyen”.
Consultado por Infobae, el doctor Víctor Romanowski, investigador del Conicet y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Virología, comentó que “es valioso encarar el estudio de modelos que permitan predecir a partir de datos sencillos de obtener, el nivel de protección que puede adjudicarse a un candidato vacunal. La realidad es que no existen evidencias suficientes aún acerca del correlato de protección entre los datos, basados en los niveles de anticuerpos neutralizantes como marcadores de la respuesta inmune, y la eficacia de las vacunas en estudio”.
En abril, científicos australianos publicaron una importante investigación para saber cuánto dura la protección en el mundo real, y no en ensayos controlados. Llevaron adelante un estudio con técnicas de modelado predictivo para estimar la robustez y la duración de la protección inmunitaria conferida por siete vacunas diferentes para COVID.