Autor: Joselo Bolaños
La política despierta emociones, sentimientos y actitudes que van desde el odio por los adversarios, el irrespeto por las formas de pensamiento diverso, la demagogia, logros y una corrupción difícil de controlar, porque el poder casi siempre encubre a los políticos y funcionarios implicados en actos de enriquecimiento ilícito.
Por estas y otras razones, quienes hacemos periodismo político debemos estar informados de las dinámicas de las instituciones gubernamentales en primera línea y otras fuentes que permiten tener una visión responsable y transparente para elaborar sus contenidos. Demás está decir, informados de la realidad en las calles y comunidades, conversar con la gente y escribir desde sus voces.
La cobertura de eventos políticos implica tener una alta dosis de tolerancia, pasión por la política-no necesariamente por los políticos- y estar dispuestos a escuchar todo tipo de discursos para recuperar la esencia de las posiciones y los relatos que los desnudan como seres humanos, en donde el maquillaje de las expresiones puede ayudarles a esconder sus claras u oscuras intenciones.
Con la incursión de las redes sociales, el trabajo de los periodistas tiene una dinámica diferente, en donde la inmediatez sin filtros expone los actos más viles, las negociaciones políticas más putrefactas y la impunidad a delincuentes que pretenden seguir robando los recursos del Estado.
Justamente por ello, el periodismo político busca no solamente explicar las coyunturas, desatinos, aciertos, escándalos y acuerdos, sino que se adentra en el entretejido de relaciones e intereses partidistas; en los vínculos históricos con los grupos de poder económico, empresarial y financiero; en las relaciones mafiosas y cómo estas fuerzas pueden desestabilizar la democracia.
La evolución profesional, las nuevas formas narrativas y la tecnología apuntan en ese sentido: tener buenas historias y saber contarlas.
La narrativa transmedia y story telling constituyen hoy día alternativas para atraer a los usuarios y contar historias de forma más original.
Los políticos saben, tienen encuestas, siempre realizan estudios sobre comportamiento social para saber cuáles son las expectativas, tragedias y realidades de los ecuatorianos. En este momento político, con una grave crisis social, económica y de inseguridad permanente, sus campañas apuntan a los jóvenes, porque saben que ahí esta su triunfo o derrota.
La respuesta de los jóvenes en las próximas elecciones puede ser demoledora para muchos políticos que les fallaron y otros que aspiran a dignidades sin mayores méritos. Pero así es la política.