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Autor: Fausto Giraldo
La verdad es que poca importancia se ha dado a un flagelo que hace varios meses advertí: el estado emocional de la población, en particular de la adolescencia y juventud está en crisis y cuya consecuencia hoy en día conduce al suicidio.
En temas críticos considero en lo personal es poco confiable la información y estadísticas de los organismos estatales, posiblemente se oculte para no alarmar a la comunidad, pero así como en el cometimiento de delitos, no todos se registran, denuncian, o comunican, de igual forma sucede con los suicidios.
Las causas de hechos “autolíticos” son variadas: la situación socio económica de una persona y familia, las frustraciones académicas, profesionales, personales, el bullying, las rupturas sentimentales y amorosas.
No se evidencia, decía, políticas, planes, programas o acciones concretas para prevenir el suicidio por parte de instituciones del Estado; si bien es cierto una decisión de tal naturaleza es individual y en el ámbito profesional hay que tratar como tal, aún no se comprende que la intervención de forma masiva con la aplicación de la psicología social colectiva puede contribuir a un mejor razonamiento e incluso quienes tienen tendencias de esta naturaleza encontrar mayor apoyo en su entorno y así evitar se ejecute.
Precisamente, el suicidio se convirtió en muerte natural y nada preocupa a quienes corresponde desarrollar procesos institucionales para superarlo o por lo menos contenerlo, el resto solo miramos los hechos para comentar, murmurar y especular.