Las colinas que rodean a Portoviejo son atendidas con obras emblemáticas que han facilitado la movilidad a ciudadanos que por décadas fueron relegados. Grandes y coloridas escalinatas, junto a obras de mitigación, que a su vez se convierten en miradores para quienes disfrutan de una vista privilegiada de la urbe.
En la parroquia San Pablo, con una inversión de más de 133 mil dólares, se construyó una gran escalinata que se eleva por más de 70 metros. Con rampas inclusivas, iluminación y colorido ha cambiado por completo la vida del sector.
Gianine Cobo, psicóloga portovejense, señala que este tipo de obras en sitios que tradicionalmente fueron olvidados, generan un cambio positivo en el estilo de vida de los ciudadanos.
Estos espacios se vuelven recreativos y, más allá de eso, cambian totalmente las condiciones de vida de los moradores. La inversión en obras inclusivas es positiva para todos”, enfatiza la especialista.
Las obras en La Ciudadela Libertad II, de Andrés de Vera, también incluyen una escalera y rampas para la movilidad de las personas con discapacidad. Aquí se reconstruyeron tres calles con una inversión de más de 406 mil dólares. Las obras superan el 90% de avance.
María Dolores Intriago, habitante de este sector.
“Antes teníamos que ponerle fundas a los zapatos para salir porque el lodo que bajaba de las colinas dejaba la calle intransitable. Con la obra eso cambia totalmente y estamos contentos porque esta fue una promesa del Alcalde que hoy se cumple”, cuenta María Dolores.
La inversión superó los 602 mil dólares.
En 2019 otra escalinata proporcionó un cambio importante en el sector de El Progreso, en esta misma parroquia. Mejoró su movilidad con una importante inversión de 615 mil dólares.
Para este 2022 al menos cuatro grandes nuevas escalinatas están planificadas en la inversión municipal para parroquias como Francisco Pacheco y San Pablo, aportando así al embellecimiento de la ciudad como la prevención de deslizamiento y reducción de flujos de lodo.
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