Fausto Giraldo –El Vanguardista-Opinión
Suena contradictorio el discurso y el hecho práctico, “la educación es la fórmula para impedir que la población vaya a las cárceles”, pero en Ibarra la magnifica gestión fue desocupar la escuela para que la cárcel amplíe su espacio mientras que el bloque educativo sea reubicado en otro lugar; pues sí, eso sucede en la ciudad de Ibarra en plena urbe.
El Centro de Rehabilitación de Personas Privadas de la Libertad data de más de 70 años, la inadecuada planificación territorial hace 30 años asignó junto a este un terreno en donde se construyeron las aulas de la escuela, entonces Alfredo Pérez Guerrero, hoy unidad educativa “28 de septiembre”.
La constante peligrosidad y riesgo en la seguridad y vida de los alumnos por la fuga permanente de PPL obligaba a tomar una decisión que subsane esta problemática y que debía ejecutarse una de dos opciones: 1) sacar de allí el Centro de Rehabilitación denominado cárcel, o 2) sacar a la unidad educativa.
Para las autoridades que tomaron tal decisión al parecer fue mejor reubicar al centro educativo, talvez incluso sin ningún proyecto integral sino por el simple hecho de lo más fácil: contar con un espacio al que solo había que hacer adecuaciones para mejorar la estadía de los PPL e incomodar a niños y adolescentes quienes se dice recibirán clases en las instalaciones de lo que fue la unidad educativa Lidia Sevilla en el sector de los huertos familiares.
Dos aspectos de relevar en este sentido:
1. Se dejó de lado la consigna “menos cárceles, más escuelas”. Se privilegio la atención a los PPL y no a la necesidad de presente y futuro de niños y adolescentes. Se cedió las aulas a la “vaga” estadía de infractores de la ley y las inadecuadas conductas de comportamiento razonable a cambio de eliminar pupitres y pizarras que favorecían a una población vulnerable, pizarras digo ya que tecnología no hay.
2. No se muestra capacidad de proyectar soluciones a problemas de la ciudad; sin duda el delito no se va a extinguir pero si se lo debe mitigar con un proyecto de real rehabilitación que cuente con una infraestructura calificada para su ejecución.
Por ejemplarizar, propogo que el relleno sanitario de San Alfonso se transforme en unidad productiva, quizá ese es un espacio de implementación de este proyecto integral de rehabilitación; cuenta con área física suficiente para edificar un centro, más que cárcel, podría montarse emprendimientos con materia prima al paso, puede constituirse unidades productivas generadoras de materiales de construcción, reciclaje, humus, invernaderos, fábricas de muebles y otros implementos de consumo poblacional; los PPL pueden ser capacitados y vender su mano de obra a cambio de su alimentación, vestido y servicios, incluso con opción de capitalizar recursos de subsistencia para un futuro al momento de acceder a la libertad. Seria en el Ecuador un proyecto pionero de rehabilitación social.
En fin, “Escuela por Carcel” parece mencionar una de las alternativas del código penal: “casa por cárcel”, lamentable que no se tiene una visión distinta de desarrollo sino la comodidad de hacer lo más fácil, incluso bajo presión de la colectividad producto de la falta de celeridad a la solución de la problemática.