Quito, 8 de marzo de 2022. La industria tabacalera utiliza la imagen de las mujeres y el discurso de la reivindicación de sus derechos como estrategia de marketing para vender productos que las enferman, afectan su economía y matan. La industria tabacalera promueve discursos de responsabilidad social corporativa para mostrarse como empleadora responsable y como corporación comprometida con el empoderamiento femenino en el mundo empresarial. Pero, a pesar de conocer cabalmente los perjuicios que implica el consumo de los productos de tabaco, realizan campañas publicitarias dirigidas a incrementar el consumo de estos entre las mujeres, ocultando las consecuencias que ello acarrea para su salud y calidad de vida.
¿El resultado? Más de 200 millones de mujeres fuman en el mundo y 2 millones mueren cada año por el consumo de productos de tabaco. Además, las mujeres que fuman cigarrillos tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud reproductiva, cáncer ginecológico y otros de otros tipos, enfermedades coronarias y vasculares, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y osteoporosis[1].
En Ecuador, según el estudio de modelado matemático realizado por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de Argentina, junto con otras organizaciones de Colombia, Ecuador, México y Perú[2]:
· Fumar mata anualmente a 6.796 personas (se estima que el 15% de los hombres y el 3% de las mujeres son fumadores) y cuesta más de 658 millones de dólares por año para la atención médica en hospitales y centros de salud de las patologías que provoca, incluyendo cánceres, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y afecciones cardiovasculares. Lo cual representa el 7.9% del total de gasto anual en salud.
· Quienes sufren enfermedades atribuibles al consumo de productos de tabaco requieren asistencia, cuidados. Aproximadamente 3 de cada 4 personas dedicadas al cuidado son mujeres (en la mayoría de los casos, estas tareas las asumen las esposas e hijas de quienes se enferman).
· 900 horas (hasta 6 horas por día) es el tiempo que dedica anualmente cada familiar o allegado a atender personas con enfermedades vinculadas a tabaquismo. Esta dedicación equivale a 314 millones de dólares por año (0.3% del PIB).
El aumento de los precios de los productos de tabaco a través de impuestos es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medida más costo-efectiva para reducir el consumo de tabaco. Además, estudios en Latinoamérica han encontrado una asociación entre el incremento de los impuestos al tabaco para proteger a muchas mujeres de caer en la pobreza[3].
Al respecto, la economista Tatiana Villacrés, candidata a Phd por la Universidad de McMaster y profesora de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, comentó: “El avance que ha tenido Ecuador en la política de impuestos a cigarrillos ha sido reconocida en Tobacco Scorecard Report, así como por la Organización Panamericana de la Salud, entre otras organizaciones. El país ha puntuado en el precitado Scorecard 4.38, al igual que el Reino Unido. Estos resultados deben ser una motivación para avanzar en esta política que reducen el inicio y el continuo consumo de tabaco”.