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Un nuevo análisis advierte que la Amazonía ecuatoriana enfrenta múltiples amenazas (petróleo, gas, minería y tala) y propone soluciones impulsadas por los pueblos indígenas rumbo a la COP30.
Quito, Ecuador – 6 de noviembre de 2025. En el marco de la COP30, un nuevo informe internacional publicado hoy advierte una expansión petrolera sin precedentes sobre los territorios de los Pueblos Indígenas y Comunidades Locales (PICL) en la Amazonía ecuatoriana. El estudio, liderado por la Alianza
Global de Comunidades Territoriales (GATC), la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de
la Cuenca Amazónica (COICA) y Earth Insight, identifica a Ecuador como uno de los países
donde la presión industrial amenaza de manera más directa los derechos territoriales y la salud
de los pueblos amazónicos.
El documento, titulado “Territorios de los Pueblos Indígenas y Comunidades Locales en la
Vanguardia: Mapeo de Amenazas y Soluciones en las Selvas Tropicales más Grandes del
Mundo”, evidencia que el 64% del territorio reconocido del pueblo Waorani, equivale a más
de 800 000 hectáreas, se superpone con bloques petroleros activos o planificados. Esta
situación coloca a Ecuador entre los focos críticos de la región y expone a las comunidades a
un alto nivel de vulnerabilidad socioambiental.
Ecuador: la Amazonía en la primera línea de amenaza
El informe revela que las provincias de Orellana y Pastaza concentran la mayor parte de las
concesiones petroleras en la Amazonía ecuatoriana afectando directamente a las comunidades
Waorani, Kichwa y Sápara. Los impactos no se limitan a la pérdida de bosques, sino que se
extienden a la salud de las familias que dependen de los ríos y quebradas contaminadas por la
actividad extractiva.
De acuerdo con los hallazgos, más del 70% de las mujeres indígenas de estas provincias
presentan afecciones relacionadas con el consumo de agua contaminada por hidrocarburos, un
reflejo de décadas de derrames, contaminación y abandono ambiental. También señala que de
más de 3 500 sitios contaminados identificados por el sector petrolero ecuatoriano, solo la
mitad ha sido restaurada.
“La Madre Selva Amazonas da lluvia a las nubes y forma ríos en el cielo. Si la selva
desaparece, se llevará consigo la lluvia y los ríos. Sus pueblos han resistido la desaparición
durante siglos. Los bosques han soportado el saqueo, el deterioro y el fraccionamiento”, señaló
Fany Kuiru, Coordinadora General de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica
(COICA).
Impactos sobre salud, biodiversidad y derechos colectivos
Los efectos de la actividad petrolera se manifiestan en varios niveles: contaminación de ríos y
suelos, desplazamiento de comunidades, afectaciones a la fauna y flora, y debilitamiento de las
estructuras culturales y sociales tradicionales. La pérdida de biodiversidad en los ecosistemas
amazónicos ecuatorianos tiene implicaciones globales: estos bosques son reservorios de
carbono y reguladores climáticos esenciales para el planeta.
El informe también advierte que la expansión de nuevos proyectos extractivos continúa
ejecutándose sin garantizar el consentimiento libre, previo e informado (CLPI), vulnerando
los derechos reconocidos por la Constitución ecuatoriana y los tratados internacionales
suscritos por el país.
“Dejen que trabajen con nosotros. Que nos escuchen. Seamos aliados, no simplemente
beneficiarios. Seamos aliados en este proceso y seamos reconocidos con justicia e igualdad
para las futuras generaciones de pueblos indígenas y comunidades locales, para la madre
tierra, para los derechos de la naturaleza” afirmó Juan Carlos Jintiach, Secretario Ejecutivo de
la Alianza Global de Comunidades Territoriales (GATC).
Hallazgos clave del informe: una crisis en la Amazonía
Los datos obtenidos mediante análisis satelital y revisión de concesiones oficiales indican que:
● Más de 43 millones de hectáreas de territorios indígenas en la Amazonía están
actualmente amenazadas por actividades extractivas como petróleo, gas, minería y tala
industrial.
● De ellas 31 millones de hectáreas se superponen con bloques de petróleo y gas, 9,8
millones con concesiones mineras y 2,4 millones con permisos de tala industrial.
● Ecuador, Perú, Brasil y Colombia concentran los mayores focos de riesgo. En estos
países, la expansión de la frontera extractiva ha generado conflictos socioambientales,
pérdida de bosques primarios y criminalización de líderes comunitarios.
● En toda la región amazónica se observa un patrón creciente de degradación de
ecosistemas, afectación de fuentes de agua y ruptura del tejido social y cultural de las
comunidades.
● Los impactos se agravan por la falta de aplicación del consentimiento libre, previo e
informado (CLPI) y la ausencia de reparación ambiental efectiva en zonas afectadas.
● El informe alerta que, de continuar esta tendencia, los bosques tropicales podrían
alcanzar un punto de no retorno que comprometería su función climática y la seguridad
hídrica continental.
Una hoja de ruta para la justicia climática y territorial
El informe plantea una hoja de ruta basada en las “Cinco Demandas” de la GATC, adoptadas
en la reciente Declaración de Brazzaville (2025):
- Reconocer los derechos territoriales como pilar de la estabilidad climática.
- Garantizar el consentimiento libre, previo e informado en todos los proyectos
extractivos. - Canalizar financiamiento directo hacia las comunidades y no a intermediarios.
- Proteger la vida de los líderes y defensores de la tierra.
- Integrar el conocimiento ancestral indígena en las políticas de biodiversidad y
desarrollo sostenible
Juan Carlos Jintiach, secretario ejecutivo de la GATC, advierte que “el futuro climático y
ecológico del planeta depende del reconocimiento efectivo de los pueblos que han conservado
estos bosques durante siglos. No se trata sólo de justicia, sino de supervivencia colectiva”.
La Amazonía ecuatoriana representa uno de los corazones vitales del equilibrio climático
global. Su destrucción advierte el informe no sólo significaría la pérdida de ecosistemas únicos,
sino la ruptura del vínculo entre las comunidades y su entorno espiritual y cultural.
En un momento en que el mundo discute cómo frenar la crisis climática, los pueblos indígenas
del Ecuador siguen mostrando que la respuesta no está fuera de la selva, sino dentro de ella.
Un llamado urgente antes de la COP30
El informe se publica en un momento crucial para la agenda climática global.
La Amazonía, responsable de generar diariamente 20 000 millones de toneladas de agua en
forma de “ríos voladores”, ya ha visto reducirse sus lluvias en un 74 % debido a la
deforestación y la pérdida de cobertura vegetal.
Ecuador, como país amazónico y sede de importantes organizaciones indígenas, desempeña
un papel clave en los esfuerzos de protección regional y global.
“El mundo necesita dejar de mirar a la Amazonía solo como una fuente de recursos y
reconocerla como un sistema vital que sostiene la vida en el planeta”,
señala el documento en su conclusión.
La Declaración de Brazzaville (2025) y las Cinco Demandas de la GATC se reafirman como
la hoja de ruta para los gobiernos, instituciones y financiadores internacionales que buscan
transitar de la extracción hacia la regeneración.
Acerca de la Global Alliance of Territorial Communities (GATC)
La Alianza Global de Comunidades Territoriales reúne a más de 36 millones de Pueblos Indígenas y comunidades locales en 24 países, que protegen 958 millones de hectáreas de bosques. Entre sus miembros regionales se encuentran la Alianza de los Pueblos Indígenas del Archipiélago Indonesio (AMAN); la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB); la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB); la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA); y la Red de Poblaciones Indígenas y Locales para la Gestión Sostenible de los Ecosistemas Forestales de África Central (REPALEAC). Estas organizaciones trabajan de manera conjunta para proteger territorios, salvaguardar la biodiversidad y promover soluciones climáticas basadas en la gobernanza ancestral y el conocimiento tradicional.
Acerca de Earth Insight
Earth Insight desarrolla herramientas críticas de transparencia y promueve la limitación de la expansión de combustibles fósiles, minería y otras amenazas industriales a ecosistemas clave y a los Pueblos Indígenas y comunidades locales. Su labor de investigación, comunicaciones y participación es fundamental para respaldar intervenciones de actores políticos y financieros que puedan proteger ecosistemas vitales, constituyendo un paso esencial para abordar simultáneamente las crisis climática y de biodiversidad.
Acerca de COICA
La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) representa a los Pueblos Indígenas de nueve países de la cuenca del Amazonas: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Fundada para promover los derechos, el conocimiento tradicional y el cuidado territorial de los Pueblos Indígenas y comunidades locales amazónicas, COICA impulsa reformas sobre tenencia de tierras, modelos de conservación indígena y soluciones climáticas basadas en conocimientos ancestrales. La organización trabaja para que los Pueblos Indígenas y las comunidades locales sean reconocidos no únicamente como beneficiarios, sino como arquitectos del futuro sostenible de los bosques amazónicos.
Acerca de APIB
La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) es la mayor organización indígena en Brasil, que vincula organizaciones indígenas regionales y nacionales en todo el país para defender los derechos, territorios y culturas de los Pueblos Indígenas. Fundada en 2005, APIB representa a más de 180 pueblos en todos los biomas de Brasil, incluidos la Amazonía, el Cerrado, la Mata Atlántica, el Pantanal, la Caatinga y los Pampas. APIB trabaja para garantizar la demarcación de tierras, proteger los territorios de invasiones y actividades extractivas, fortalecer los sistemas de gobernanza indígenas y promover soluciones climáticas y de biodiversidad basadas en el conocimiento ancestral. La organización impulsa la participación indígena en las políticas nacionales e internacionales y amplifica el liderazgo indígena en la respuesta a las crisis climática y de biodiversidad. La labor de APIB demuestra que proteger los territorios indígenas es esencial tanto para la supervivencia y continuidad cultural de los Pueblos
Indígenas y las comunidades locales como para el futuro de Brasil y de toda la humanidad




