Autor: Joselo Bolaños
Invasiva y corrupta para unos; interesante y movilizadora para otros. Lo cierto es que la política constituye uno de los temas más apasionantes y de discusión permanente para quienes se adentran en los laberintos del poder y descubren la irremediable desfachatez, mediocridad y corrupción que rodea a la gestión pública, en todos los ámbitos. Los políticos lo saben, los ciudadanos también.
Y en esa dinámica, la campaña política es una tormenta de planes, proyectos y buenas intenciones que se lanza a los ciudadanos, muchas veces sin medir las consecuencias, porque en estos procesos la manipulación y el engaño son recursos inevitables.
Llegan los candidatos que defienden la prepotencia, el abuso y la impunidad bajo un manto de supuestos revolucionarios que se deslumbran en Miami de vacaciones o comprando propiedades para amenizar los diálogos en parrilladas o cenas familiares. Y seguirán manifestando su ideario de Stalin, Castro, Ortega y Chávez- Maduro para justificar sus atrocidades.
Otros que juegan a la ruleta: si no es el tío será el sobrino o el cuñado que llegue a ganar un espacio para continuar en los negocios, incluidos testaferros, perros y cómplices.
Los candidatos de derecha o independientes dirán que es absurdo cerrar los ojos a las oportunidades de un mundo globalizado, y su hoja de ruta nos permitirá subirnos al anhelado progreso sin límites. También nos inducirán a leer algunos libros de motivación para ser millonarios en 12 pasos, porque los pobres son pobres porque son vagos.
Imbabura, como el resto del país, comienza a evidenciar propuestas descabelladas de los candidatos que ahora están convencidos con tik tok para mostrar su lado humano y hasta ridículo. Los abrazos abundan al igual que la hipocresía. La ansiedad y ambición por llegar al poder nunca tendrá límites.
Es cierto que todo ciudadano/a tiene derecho a participar en elecciones en países democráticos, pero muchos candidatos deberían tener ideas propias, un lenguaje que los identifique con la gente, tener humildad para escuchar, capacidad y experiencia para gestionar con honestidad y transparencia los recursos públicos.
El país y el mundo atraviesa por una crisis económica, social y de representación política profunda. En la provincia de Los Lagos, quien logre sintonizar la frecuencia en donde se escuchan las verdaderas necesidades, el sentir de la gente y que deje de ser farsante, tiene posibilidades de ganar un espacio para ejecutar sus proyectos con profunda conciencia social.
Así que a cuidarse de los lobos disfrazados con piel de borrego.