(Por Marco Tulio)
Después de 37 años el Ecuador vuelve a tener un debate con los dos candidatos presidenciales finalistas, organizado por el CNE, para que debatan “Cara a cara”, sus propuestas y ofertas de campaña, entre Andrés Arauz y Guillermo Lasso.
Las expectativas en torno a este debate eran muy altas, tomando en cuenta que más del 50% de los ecuatorianos siguen indecisos y esta era la oportunidad para que se inclinen a favor de cualquiera de los dos aspirantes.
Han pasado más de 48 horas del debate, foro, evento o encuentro o como se lo “pueda llamar” y la resaca es muy fuerte. Pero bueno este “debate”, que por ahora lo llamaremos así, fue “pésimo”, con falencias en el formato y reglamento, con preguntas larguísimas, abultadas y enredadas. Sin un espacio para las contra preguntas, para que los candidatos concreten y expliquen el cómo lo van a hacer y no se constituyan en simples enunciados.
En la realidad se podría considerar que lo del domingo 21 fue un foro, porque no existió moderador, sino un “robot” pronunciando las preguntas y controlando el tiempo. No se permitió profundizar las propuestas de Lasso y Arauz, al contrario se permitió el ataque constante de las dos partes y el resultado fue que ninguno pudo posicionar un mensaje claro a la opinión pública, en conclusión, no fue “ni chicha ni limonada”.
Por ahora revisemos el contenido del debate, rescatemos lo que se pueda rescatar y desechemos lo que se deba desechar, con miras al próximo proceso electoral el próximo 11 de abril. De inicio Arauz demostró estar bien “adiestrado”, se presentó con soltura y además manejo muy bien el formato, incluso logro que su contendor, “pierda la cabeza por un momento”, causa de esto y por la desesperación de explicar, hasta se le olvido los tiempos y protocolos. Arauz conforme avanzaba el tiempo, va perdiendo espacio en la estrategia de crear una imagen negativa del estigma de banquero ya la vez hacerle cargar “el muerto” del gobierno incompetente de Moreno.
Por su parte Guillermo Lasso consiguió incorporarse, tomar un poco de aire y enfrentar a su oponente, logrando etiquetar a Andrés Arauz, un lema, que esa misma noche se convirtió en tendencia y se hizo viral en las redes sociales “ANDRES NO MIENTAS OTRA VEZ”. Eso para cualquier candidato finalista es determinante, “fulminante”, porque ya se creó un ÍCONO que será muy recordado, y eso ataca directamente al activo más importante LA CREDIBILIDAD ante sus electores. A renglón seguido Lasso, logró y le obligó a recordar sus orígenes políticos, el lastre del correismo, lo trato como a hijo político de Correa, y que es parte de esa familia conjuntamente con Lenin Moreno.
Pero bien, hay que seguir adelante, el tiempo apremia y la resaca queda. Por ahora los candidatos y sus asesores deberán hacer los correctivos necesarios, mas allá de quien ganó o perdió, tomando en cuenta que ganar un debate no es lo mismo que ganar una elección. Por último el candidato que logro “etiquetar” a su oponente, no debe confiarse, porque los “memes” tienen una vida muy corta, así como también la propaganda engañosa y llena de mentiras funciona cada vez menos en el votante, entonces: QUIEN GANÓ EL DEBATE, ES QUIEN GANO LOS VOTOS QUE NECESITABA.
Por lo escrito quiero pedir al pueblo Ecuatoriano que vote por quien le ofrezca: seguridad, confianza, demuestre honestidad en su trayectoria pública o privada y que hable con sinceridad. No deben votar por quien desde ahora les trata como “pordioseros”, llenándoles de regalos y ofrecimientos ofensivos e infames y que en lo posterior terminarán pasándonos la factura. (M.T.A.V.)