Incluso si aceptamos que las tecnologías son herramientas neutras, su despliegue en el mundo real siempre implica valores e intereses, a veces contrapuestos. Uno de los sectores más disputados es sin duda la infraestructura digital: un sector con potencial para empoderar a las personas, pero también para oprimir, exacerbar los riesgos para la seguridad y aumentar las desigualdades. Debemos ser proactivos para velar por que la digitalización defienda los derechos humanos y aporte beneficios a todos, no solo a unos pocos. En América Latina y el Caribe, la Unión Europea está llevando a cabo una labor pionera con sus socios en pro de ese futuro digital centrado en el ser humano.
El enfoque de la UE se deriva de la Declaración Europea sobre los Derechos y Principios Digitales, que sitúa los derechos humanos en el centro de las transformaciones digitales. En los últimos años, hemos adoptado legislación a escala europea que establece normativa en materia de gobernanza de datos, mercados digitales, servicios digitales e inteligencia artificial. Apoyamos firmemente un enfoque centrado en los derechos humanos también a escala internacional, como en el caso del Pacto Digital Mundial, adoptado en la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas en septiembre de 2024.
La transición digital es uno de los principales motores del crecimiento económico. Las tecnologías digitales pueden utilizarse para conectar a comunidades, generar oportunidades económicas y mejorar el acceso a servicios básicos como la educación y la asistencia sanitaria.
A pesar de ello, hoy en día estas promesas de digitalización siguen sin cumplirse para gran parte de la población: en todo el mundo, aproximadamente 2 600 millones de personas carecen de acceso a internet. En América Latina y el Caribe, los elevados precios de las conexiones a internet y la falta de conectividad de último tramo amplían la brecha digital. Si no se hace frente a esto, el desarrollo digital corre el riesgo de convertirse en otra fuente permanente de desigualdad. La inversión en conectividad es claramente necesaria para reducir la brecha y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Con la puesta en marcha de la Alianza Digital UE-ALC en 2023, la UE emprendió un notable viaje con nuestros socios de América Latina y el Caribe. Esta iniciativa pionera es nuestra primera asociación digital birregional y atestigua nuestro respaldo común a un futuro digital centrado en el ser humano. A través de la estrategia de inversión de Global Gateway de la UE, estimulamos las inversiones públicas y privadas e incorporamos a las empresas europeas, al tiempo que desarrollamos conjuntamente marcos reglamentarios sostenibles y aunamos fuerzas para defender un orden internacional basado en normas. Nuestro enfoque holístico abarca también los servicios públicos digitales y las capacidades digitales.
La Alianza ya ha dado resultados notables que reflejan su potencial. En la Cumbre UE-CELAC de julio de 2023, adoptamos una Declaración conjunta con dirigentes de veinte países de América Latina y el Caribe en la que presentamos nuestra visión en materia de cooperación en sectores digitales vitales. Desde entonces, la UE ha organizado seis diálogos birregionales sobre política digital conjuntamente con Colombia, la República Dominicana, Costa Rica, Uruguay y Chile, que han congregado a más de ochocientos responsables políticos y representantes del sector privado y de la sociedad civil.
Hemos sentado las bases para reforzar la resiliencia en materia de ciberseguridad, mejorar los servicios y la interoperabilidad de la administración electrónica, mejorar la gobernanza de los datos y reforzar la seguridad de la conectividad y de los sistemas de inteligencia artificial. Hemos puesto en marcha un paquete de economía digital de Global Gateway a medida con Colombia, mientras que el Centro de Digitalización para el Desarrollo refuerza la colaboración entre los Estados miembros de la UE y los países socios.
Hasta la fecha, el punto álgido de nuestra asociación digital con la región es el programa de cable BELLA y el primer cable submarino de fibra óptica entre nuestras dos regiones. BELLA ha sido fundamental para ampliar la conectividad y reducir la brecha digital mediante el establecimiento de redes regionales seguras para más de 12 000 instituciones de investigación y educación en Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Panamá. También hemos creado dos centros regionales Copernicus para servicios y formación específicos en materia de observación de la Tierra, así como un Acelerador Digital, que reúne a empresas emergentes y empresas establecidas de ambas regiones para estimular la innovación y el espíritu empresarial. Esta plataforma ha dado lugar a cincuenta empresas conjuntas, lo que demuestra los beneficios tangibles de nuestra asociación.
De cara al futuro, seguimos resueltos a trabajar por una transformación digital inclusiva y sostenible. La Alianza Digital UE-ALC no está pensada solamente para la tecnología; también lo está para las personas, es decir, nuestra ciudadanía, que se beneficiará de mejores servicios, una mayor conectividad y mayores oportunidades. A medida que preparamos la próxima Cumbre UE-CELAC de 2025, siento un profundo optimismo sobre lo que podemos lograr juntos. El viaje acaba de comenzar e invito a todas las partes interesadas —gobiernos, empresas, mundo académico y sociedad civil— a unirse a nosotros en este propósito transformador.