Quito. octubre de 2021. Con la participación de representantes del Estado, del Municipio de Quito, agencias de Naciones Unidas, el sector cultural y la sociedad civil, se conmemoró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza en el Museo de la Ciudad.
Este evento, organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Fundación Museos de la Ciudad, buscó visibilizar la pobreza y sus diferentes caras (ingreso, acceso a la salud, educación, ambiente sano, etc.), para invitar a una acción colectiva que dé respuesta esta problemática. Asimismo, también inspirar sus posibles soluciones, a partir de 4 historias contadas por 5 personas, que, a modo de “libro humano”, compartieron sus retos, dificultades y proyectos de vida individuales y comunitarios desde diferentes áreas geográficas del Ecuador.
Así, se compartieron experiencias que abarcaron la búsqueda de medios de vida sostenibles, con huertos orgánicos; el cuidado de la naturaleza con la apicultura; el liderazgo de mujeres en el sector de la pesca artesanal; y una red de costura y solidaridad.
Andrea Mendieta de Camilo Ponce Enríquez (Azuay), cuyo oficio hasta ahora era el “janche”, es decir, buscar oro entre en las piedras que dejan las minas en las escombreras, contó cómo su familia y ella enfrentaron la pandemia: “Mi esposo y yo perdimos el trabajo. La carencia llegó y por meses nos arreglamos con canastas que el municipio donaba a las familias del sector. Meses más tarde, mis vecinas me invitaron a formar parte de un proyecto de huertos familiares. Yo nunca había trabajado en la agricultura, pero decidimos apostarle a esta idea. ¿Podrían ser los huertos una alternativa a nuestro trabajo en la mina?”.
Heydi Miles y Zulkalin Chirinos de Quito son parte de la Red Costuranza y afirmaron que para ellas “coser no solamente se convirtió en una actividad económicamente productiva, sino que , gracias a la visión y solidaridad de todas, se fue creando un espacio de relaciones, de contención y apoyo”.
Francisco Maldonado de Quito trabaja en la apicultura desde hace 10 años y desde entonces “no deja de maravillarse con las abejas y su mundo”. Su sueño es poder replicar su experiencia con otros agricultores. “Es una estrategia para coexistir con la vida silvestre mientras trabajamos la tierra y nos alimentamos”, aseguró.
Silvia Cantos de Manta destacó el liderazgo y fortaleza de una asociación de mujeres de pesca artesanal con la que ella colabora, y cómo unidas lograron enfrentar una difícil situación familiar. De este modo, mujeres con diversidad de habilidades se han
convertido en dirigentes de cooperativas, presidentas de asociaciones y en motor del desarrollo sostenible en el sector pesquero. “Más allá de mi vínculo laboral y como madre, estaba segura de que junto a las mujeres de OMPE, algo se nos iba a ocurrir”, dijo.
Tras el desarrollo de esta ‘Biblioteca Humana’, Wilson Pico, reconocido bailarín y coreógrafo ecuatoriano, presentó una pieza de su obra ‘Los materiales de la Ira y el Amor’:‘Boca Ira’.
Pico, de 74 años, danzó encarnando un cuerpo femenino con expresión de dolor, hambre y opresión, recordando la situación de pobreza de millones de personas en todo el mundo, en su mayoría mujeres en países en vías de desarrollo.
Finalmente, el público asistente contempló las fotografías ganadoras del Concurso ‘La Agenda 2030: una guía para transformar nuestro mundo’, que a través de imágenes destacó los avances y retos que tiene el Ecuador para alcanzar el desarrollo sostenible.
El acceso a la educación, la igualdad de género, la identidad cultural, la conservación de la biodiversidad y la desigualdad son algunas de las temáticas que recogen las fotografías.
Matilde Mordt, representante del PNUD en Ecuador reiteró que con estas actividades se busca ir más allá de las cifras y estadísticas de la pobreza para ponerle rostro, empatizar y conocer diferentes realidades. En este sentido, indicó que las historias humanas y la expresión artística contribuyen a sensibilizar y promueven la reflexión.
La pobreza en el mundo y en Ecuador
La pandemia de COVID-19 ha dado como resultado un retroceso de décadas de progreso en la lucha contra la pobreza y la pobreza extrema. Según el Banco Mundial, entre 88 y 115 millones de personas están siendo empujadas a la pobreza como resultado de la crisis.
En 2021, se espera que este número haya aumentado entre 143 y 163 millones. Estos “nuevos pobres” se unirán a los 1.300 millones de personas que ya viven en una pobreza multidimensional, y que vieron agravadas sus privaciones. De hecho, algunas medidas impuestas para limitar la propagación de la pandemia a menudo los empujaban aún más a la pobreza.
En el Ecuador, según datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la pobreza por ingresos a nivel nacional en junio de 2021 se ubicó en el 32,2% de la población, y en pobreza extrema es de 8,4%.