A través de esta iniciativa, la Agencia de la ONU para los Refugiados promueve la empatía hacia personas forzadas a huir, frente a la creciente xenofobia en la región. La campaña se suma a otros esfuerzos de ACNUR para integrar personas refugiadas y migrantes en las Américas
Pie de foto: José, María Cornelia, Orlando y Patricia son cuatro líderes y líderesas, que con su trabajo comunitario contribuyen a la construcción de Un Mundo Posible, en donde no exista espacio para la discriminación ni la xenofobia.
Quito, Septiembre 2024. Para destacar los aportes positivos de las personas refugiadas y desplazadas por la fuerza a sus comunidades de acogida en Ecuador, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, lanza hoy la segunda etapa de la iniciativa ‘Un Mundo Posible’.
La campaña recoge las voces de lideresas y líderes comunitarios ecuatorianos que dan cuenta de las contribuciones de las personas refugiadas y cómo colaboran con la construcción de comunidades más resilientes junto a los y las ecuatorianas.
Historias, galerías audiovisuales, material didáctico y otros recursos están disponibles de manera gratuita en la página web www.unmundoposible.org, para promover la protección, solidaridad y empatía junto a las comunidades.
José Calderón es un líder comunitario que se ha sumado a ‘Un Mundo Posible’ para contar cómo el deporte se ha convertido en una herramienta para promover la integración en Solanda, un barrio ubicado al sur de Quito, la capital ecuatoriana, que tiene una alta presencia de personas refugiadas y otras desplazadas por la fuerza.
“Llegó el momento en el que, como líder comunitario y deportista, tuve la oportunidad de ayudar a niños, niñas y adolescentes para que tomen el buen camino y se mantengan alejados de la violencia de las calles”, dijo José, quien ha compartido su experiencia trabajando con personas en movilidad humana y el deporte.
En su comunidad, José ayuda a las personas a mejorar sus habilidades en el fútbol, mientras promueve una comunidad en donde prime la amistad y la solidaridad, y en donde no haya lugar para la discriminación y la xenofobia.
“Cuando llegan niños, niñas o adolescentes extranjeros, notamos que sufren de xenofobia en las escuelas. Por eso, aquí no solo enseñamos a patear un balón, sino también valores como el respeto, la consideración, el apoyo y la solidaridad”.
Ecuador es hogar de más de 77.000 personas reconocidas como refugiadas por el Estado, el 95% de ellas provenientes de la vecina Colombia. Además, es el quinto país de acogida de población venezolana, con alrededor de 444.700 personas, entre refugiados, migrantes y solicitantes de asilo. Todas estas personas tienen talentos para contribuir e historias por labrar.
Patricia Makensie es una lideresa comunitaria ecuatoriana reconocida por su trabajo a través de la cultura y el arte. “Mostramos mucha solidaridad con las personas en movilidad humana porque hemos visto las necesidades que tienen. Esa solidaridad se ha traducido en grupo de danza, que ha abierto la puerta a todos y todas, principalmente a las personas adultas mayores en movilidad humana y ecuatorianas”, asegura Patricia. Con estas y otras actividades, Patricia difunde información para que las personas puedan acceder a derechos como salud, vivienda, educación, alimentación, entre otros.
“Este año hemos alcanzado la cifra récord de más de 120 millones de personas desplazadas en todo el mundo. La participación de las comunidades de acogida para hacer que estas personas encuentren protección, se sientan integradas y puedan rehacer sus vidas es fundamental”, señaló Federico Agusti, representante de ACNUR en Ecuador. “Las y los ecuatorianos siempre han tenido abiertas las puertas para acoger a las personas refugiadas. En un contexto en el que las mismas personas ecuatorianas están necesitando que les acojan, necesitamos construir entre todos y todas, un mundo posible en donde no haya espacio para la xenofobia, el rechazo ni la discriminación”.
Se estima que, en las Américas, hay alrededor de 23,3 millones de personas forzadas a huir. De ahí que en las comunidades de acogida en la región han expresado su solidaridad y empatía con las personas refugiadas a través de iniciativas como ‘Un Mundo Posible’.
En Panamá, por ejemplo, la iniciativa Somos lo Mismo invita a las comunidades a sumarse a un mensaje de empatía para nacionales y extranjeros. El videoclip de la canción ‘Somos lo mismo’, interpretada por Carlos Vallarino, Robert Spratt y Tatiana Ríos ya acumula más de 233.000 views en YouTube. En Argentina y Uruguay, las campañas Acá Somos y Uruguay para todo el mundo, respectivamente, invitaron a las personas a celebrar la amistad y construir una comunidad multicultural.
Otro ejemplo es la iniciativa ‘La camiseta por Chile’, que busca visibilizar a los atletas acogidos en el país y que, gracias a su proceso de integración y la solidaridad con la que fueron recibidos, ahora visten con orgullo la indumentaria chilena. En Perú, la iniciativa ‘Tu Causa es mi Causa’, alcanzó a más de 67 mil personas a través de redes sociales. Con este juego de palabras, la campaña buscó rescatar los aportes positivos de las personas refugiadas y migrantes, a la vez que invitó a las personas peruanas a acoger las diferencias y trabajar juntos para construir una sociedad sin discriminación.
Hace un año, ACNUR presentó ‘Un Mundo Posible’ por primera vez junto a la cantautora y actriz ecuatoriana Nikki Mackliff, luego de que en 2022 lanzara una canción del mismo nombre, inspirada en las vidas de personas forzadas a huir de sus países. Desde entonces, ‘Un Mundo Posible’ se ha convertido en un estandarte que simboliza la integración, que muestra la solidaridad de las personas y que nos invita a ponernos en los zapatos de los y las refugiadas que han tenido que dejar atrás sus hogares para recomenzar sus vidas, lejos de la violencia.
“Iniciativas como estas son necesarias, ahora más que nunca, para poder contrarrestar la desinformación que existe sobre el desplazamiento forzado y las personas refugiadas,” dijo Federico Agustir. “Promover la empatía y la solidaridad desde un punto de vista informado es una responsabilidad de todas y todos”.