Aporte de la UTEG
Los candidatos a la presidencia del Ecuador para las próximas elecciones de febrero del 2021 han esgrimido una serie de criterios y posturas en lo relacionado con la economía, la producción y el empleo, entre los cuales se han discutido temas específicos como los impuestos, el déficit fiscal, la dolarización, la reactivación productiva, entre otros, que son fundamentales para el destino del país. Al referirse a la reactivación económica, mencionan al sector agropecuario y los mecanismos necesarios para su reactivación sin profundizar en la temática.
Este sector representa aproximadamente un 9% del PIB del Ecuador, con una contribución de alrededor del 28% de la población empleada y una participación del 60% del total de las exportaciones no petroleras. Esto permite visualizar la importancia del sector agropecuario para el comercio internacional y para la economía ecuatoriana, sin mencionar el rol clave que tiene para el aprovisionamiento del mercado interno con productos básicos de la canasta.
Con estos antecedentes, es de esperar que quienes deseen asumir la dirección del país, no sólo reconozcan la importancia del sector agropecuario, sino que presenten propuestas claras para apoyar a este sector, que tradicionalmente ha sido relegado. Sin embargo, en los debates se pudo evidenciar como aspecto recurrente, lo relacionado con créditos para el sector y las tasas de interés. Esto, sin duda, tiene mucho sentido, puesto que el sector agropecuario requiere financiamiento para mejorar sus niveles de productividad y competitividad. Al respecto, un dato interesante es que del total de productores agropecuarios del país, menos del 5% se financian a través de la banca pública y privada mientras que hay un alto porcentaje que recurren a prestamistas y chulqueros.
El candidato Guillermo Lasso, por ejemplo, habla de capitalizar a BanEcuador con al menos 1.000 millones de dólares para dar crédito al pequeño agricultor y al pequeño ganadero al 1% y a 30 años plazo. Lucio Gutiérrez menciona el apoyo al agro con créditos baratos y bajando los costos de la maquinaria agrícola. El candidato César Montúfar habla de generar líneas de crédito para los agricultores a través de la banca pública. Guillermo Celi menciona el colocar la tasa de interés del BNF y de la banca de desarrollo en el 4% y comprar la producción a los pequeños productores agrícolas. Por su parte, el candidato Andrés Arauz, aunque no habló específicamente de este tema en los debates, plantea fortalecer la banca pública y disminuir de manera generalizada las tasas de interés activas en todos sus segmentos.
Esta revisión de las posturas de algunos de los candidatos con respecto al tema de la actividad agropecuaria, permite rescatar como elemento común, la concesión de créditos a bajas tasas de interés. Es importante resaltar que el manejo de las tasas de interés en el Ecuador por parte del sistema financiero nacional, dentro de los valores máximos y referenciales establecidos por el Banco Central, responde a mantener un margen sobre las tasas pasivas que les permita a las instituciones financieras cubrir los gastos de concesión de los créditos, sus gastos operacionales y el riesgo inherente del crédito. De manera que, al menos en lo que concierne a la banca pública de desarrollo, tasas de interés muy bajas pueden significar una carga muy pesada que eventualmente atente contra su sostenibilidad financiera, salvo que dicha banca pública se la maneje demagógicamente con fines políticos, sin entender que necesita ser viable y sostenible para cumplir su propósito de contribuir al desarrollo productivo del país.
La banca privada, en cambio es otra historia. También se mencionó en los debates que se debe atraer a la banca extranjera para que el sector bancario sea más competitivo y se pueda ofrecer mejores condiciones de crédito a tasas de interés más bajas y mejores plazos. Eso podría ser factible, pero en realidad lo que se necesita, más allá de las tasas de interés que en efecto son altas para un país dolarizado como el Ecuador, es que el crédito agropecuario sea manejado con plazos que respondan a los ciclos productivos de la actividad agropecuaria, de esta manera los niveles de morosidad pueden disminuir y con esto los costos del crédito. El crédito es una herramienta productiva clave para el desarrollo de un país y como tal, debe tener un manejo profesional y técnico. Por otro lado, el productor agropecuario ecuatoriano necesita asistencia técnica especializada que le permita identificar sus verdaderas necesidades de insumos, tecnología, infraestructura, para poder proponer planes y proyectos factibles que le den un retorno positivo sobre el costo del capital, pero esto finalmente es un tema que le compete al Ministerio de Agricultura, que debe asumir en forma técnica y responsable estas tareas.
Se necesitan planes de fondo que apunten hacia cambios profundos de la estructura productiva del agro ecuatoriano y en donde el crédito sería una de las herramientas idóneas para enrumbar a este cambio. Entre estos cambios, por ejemplo, está el fortalecimiento de los mercados de abasto de manera que se pueda reducir la intermediación; otra vía es fomentar la asociatividad para el uso de la maquinaria y equipo; el gobierno debe permitir la importación directa de insumos, por ejemplo insumos orgánicos, por parte de asociaciones, de manera que se reduce enormemente el poder de ciertos monopolios que manejan los mercados. También se debe intensificar la asistencia técnica para la obtención de certificaciones internacionales, con la colaboración de los GADS. Otro, es un control más riguroso del contrabando de productos agrícolas desde los países fronterizos. Y, por supuesto un acceso a los avances tecnológicos en las comunicaciones.
En definitiva, deben haber políticas macroeconómicas factibles que permitan tanto el comercio de productos agrícolas como su oferta en el mercado interno y una infraestructura institucional y material que ofrezca una base amplia para los cambios.