Por Joselo Bolaños
Cuando Angel Salvador Maita, habla de los migrantes parece recordar tiempos difíciles porque él también salió desde Loja con destino a los Estados Unidos en el año 2001, en el éxodo masivo de millones de ecuatorianos que destruyó familias. Como uno de miles de migrantes profesionales que llegaban a Norteamérica y Europa, Salvador ya tenía un doctorado en Medicina y Cirugía obtenido en la Universidad de Loja. Se radica en Albuquerque-New México y años más tarde logra maestrías en Medicina Familiar y Comunitaria en las Universidades de New México y Nebraska.
La pandemia que provocó el covid 19, fue la oportunidad para vincularse a la ayuda social a través de la telemedicina en conferencias a nivel nacional e internacional.
Sus expresiones suenan sinceras, sin poses ni discursos vacíos; como un hombre humilde que conoce la dureza, el desarraigo y volver a empezar una nueva vida. Ahora, como asambleísta electo del Movimiento Pachakutik por los migrantes de Canadá y Estados Unidos, procura desde la Asamblea Nacional, mitigar el dolor de los migrantes con proyectos que son viables y oportunos en este panorama desolador.
-Quizás lo más triste y preocupante es mirar como las familias se exponen a todos los riesgos al cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, porque el hambre es más fuerte que el miedo. Y también el dolor que sufren las familias en Ecuador cuando sus hijos, padres o hermanos fallecen y deben expatriar sus cadáveres, porque se convierte en un verdadero viacrucis. Los trámites son extremadamente agotadores y, los consulados no son eficientes-expresa.
Para apoyar a las familias que viven este drama, Salvador Maita presentó un proyecto de reforma a la Ley de Movilidad Humana, que permitiría mayor agilidad, menos burocracia y un presupuesto acorde con las necesidades actuales.
-Tenemos que humanizar la gestión y volverla más eficiente. En mi experiencia en varios campamentos de migrantes latinoamericanos, brindé asistencia como médico voluntario durante muchos años en Albuquerque-Nuevo México y, pude evidenciar la tragedia social que viven miles de familias cada día en las cárceles de las fronteras.Ahora en esta nueva ola migratoria, provocada por la crisis económica del país, la magnitud de esta tragedia es tenaz por las condiciones de hacinamiento y enfermedades. Los únicos beneficiados de esta situación son los coyoteros -en México son conocidos como polleros-quienes se enriquecen y exponen a los migrantes a riesgos que terminan con la muerte.
Expatriar un cadáver desde los Estados Unidos es muy costoso y las autoridades norteamericanas y ecuatorianas creen erróneamente que las familias tienen dinero y pueden costear los gastos. Los cadáveres llegan al país luego de 80 días y los procesos de asistencia consular son a paso de tortuga. De esta manera inicia un engorroso trámite burocrático, de papeles, súplicas y llantos para acelerar el proceso. Lo que no entienden las autoridades es que el migrante soporta toda la carga económica para su propia sobrevivencia y envía dinero a sus familias para soportar la crisis.
Según datos registrados, la nueva ola migratoria de los ecuatorianos aumentó este último año en 400 por ciento, razón ineludible para que los funcionarios destinen más recursos económicos para enfrentar esta situación. Actualmente están detenidos más de 11 mil ecuatorianos en un promedio de 500 personas al día, lo cual significa que un alto porcentaje están olvidados.
Otro proyecto de Ley elaborado por Maita y su equipo está enfocado para fortalecer el sistema penitenciario. Su visión es optimista.
-Aún estamos a tiempo para impedir que las mafias narcodelictivas se apoderen no sólo de las cárceles como sucede en varios países de América Latina, sino que puedan generar inestabilidad social en el país por la carencia de políticas públicas y el deterioro creciente de la vida de millones de ecuatorianos.
La violencia no solamente está en las cárceles sino en gobiernos que recortan los presupuestos para salud, educación, cultura y golpean a los sectores vulnerables. Detrás existe una vergonzosa impotencia del Estado ante la alarmante pobreza y porque banaliza el asesinato en masa de ciudadanos en las cárceles.
Salvador Maita está convencido que estos proyectos son de gran ayuda para los grupos vulnerables en las fronteras, en la vida de los migrantes y en la deplorable situación que viven en los centros penitenciarios.
Maita trabaja con un equipo de jóvenes profesionales que le brindan pautas y asesoran en Derechos Humanos y Movilidad, Derecho Internacional y gestión de proyectos de ley para incorporarlos a la discusión en la Asamblea Nacional.
Mantienen vínculos y realizan seguimientos de los migrantes en situación crítica, a través de la organización Saraguros Residentes en Estados Unidos, con presencia en Wisconsin, New York y New Jersey. Además de un enlace permanente con la Cancillería ecuatoriana y la Comisión Internacional de Derechos Humanos.
La vida cotidiana y profesional de Salvador Maita dio un interesante giro que le permite pensar y ejecutar acciones de apoyo y solidaridad a los migrantes que continúan enviando remesas a sus familias para sostenerlas en esta profunda crisis social y económica.
