Autor: Joselo Bolaños
En el aeropuerto de Tababela, los viajeros llegan solos o acompañados por sus familias. Escasos turistas llevan rodando sus maletas y cargan sus coloridas mochilas. La pantalla en un parpadeo incesante refleja el itinerario de los vuelos. Una mujer anciana, campesina, acomoda su chal de lana sobre los hombros; un hombre adulto la mira con ternura, quizás en su próximo retorno ya no la encuentre con vida. A llegado la hora de partir, ella se incorpora con dificultad, abre sus brazos en un afán de volver eterno ese momento; el hombre le susurra que regresará pronto, que se quede tranquila. El resto de la familia mira a los lados con los ojos llorosos, algunos secan sus lágrimas disimuladamente. Los niños abrazan a su padre que procura mantener la calma, aunque su corazón esté partido.
Miles de hombres y mujeres; padres, madres, hermanos, tíos, vecinos y desconocidos, se unen a la nueva ola migratoria para no morirse de hambre en el país, como lo hacen desde hace décadas. Perdieron la esperanza de encontrar el apoyo del Gobierno, un crédito bancario para amortiguar la crisis, volver productivas sus tierras o instalarse un pequeño negocio. Los políticos se desperezan cada mañana ( cuando no duermen o pierden el tiempo en sus despachos) para continuar en inevitables, largas y espesas intervenciones en ruedas de prensa buscando protagonismo. Se llenan la boca de promesas, agitan los brazos, acomodan los micrófonos para decir ” Los migrantes con sus divisas constituyen una fuerza económica importante para el país “. Quizás algunos han vivido esa realidad y hablan de la dureza de ser migrante; la mayoría son demagogos, mediocres y cómplices de esta crisis social porque han vivido mamando de elevados sueldos y coimas.
La pandemia del covid sigue siendo un pretexto para continuar en este ambiente indolente y corrupto desde la visión de un Estado controlado por las mismas mafias políticas de siempre. El país se desangra por todas partes y continúan jugando a la guerra, repartiéndose el botín como malhechores. Luego de un corto tiempo serán los actores de titulares de negociados, tramas de corrupción, nuevos millonarios e impunidad.
Los migrantes no necesitan de los políticos, se las tienen que fajar solos en cualquier parte del mundo, mientras la burocracia diplomática continúa en su bacanal de placer y negocios. Chin chin Qué elegancia mi doctor! Casimir inglés o italiano? .