Fausto Giraldo
¿Qué mujeres sufren la mayor violencia? y ¿Qué tipo de violencia se habla?. Las respuestas suelen victimizar a la mujer exclusivamente dentro de la connotación estética y no de la situación profunda en que ellas se desenvuelven.
Pocas mujeres de situación económica alta sufren algún tipo de violencia, principalmente intrafamiliar, como consecuencia del deterioro de la conducta y el comportamiento del hombre de aquellas familias en donde prevalece el concepto “machista” y el consumo de alcohol, drogas o promiscuidad transgreden la condición física. Sin embargo, no se puede afirmar que la violencia intrafamiliar, psicológica, política y discriminatoria, sea de alto impacto en las mujeres de clase alta en comparación con aquellas que pertenecen a sectores de mediana o baja economía, pues las mujeres de economía alta tienen resueltos sus requerimientos de orden material: empresas, dinero, educación, recreación, turismo, vivienda, alimentación, nutrición, transporte, seguro privado, independencia económica.
¿Qué mujeres entonces sufren mayor violencia?, son aquellas que en primera instancia carecen de los recursos económicos para satisfacer sus necesidades fundamentales de vida: alimentación vivienda, educación, salud, recreación, seguridad social.
Seguramente dirán que esta no es una visión relacionada con el día de la “No Violencia”, para la concepción funcional y convencional desde luego, pero para un concepto transformador la condición socioeconómica establece el grado de violencia hacia la mujer cuya limitación o incapacidad de satisfacer sus necesidades dejarán marcada una profunda cicatriz emocional y psicológica para siempre.
Las mujeres que sufren mayor violencia son aquellas de los hogares en los que sus compañeros de vida carecen de un empleo o sus ingresos no permiten satisfacer los requerimientos, allí es cuando, por la formación educativa y cultural se ha alimentado en los hombres la actitud de dominio machista que promueve la agresión física como respuesta a la exigencia del hogar, es pues entonces la incapacidad de satisfacer las necesidades de vida un factor generador de la violencia.
Existe un tipo de violencia oculta: “violencia de mujeres en contra de mujeres”, reflejada en empresas o en trabajadoras de hogares cuyas propietarias o “patronas” transgreden la integridad física y psicológica a través de la agresión verbal e incluso física de las mujeres empleadas, al tiempo de discriminar y tachar por su origen económico, étnico, social o cultural en el que afectan su dignidad, también las “explotan” sometiendo a ellas a chantajes y amenazas con el pretexto de cuidar su empleo.
Existe también en el ámbito político un nivel importante de violencia en contra de la mujer, dentro del poder, hombres que cumplen designaciones o elecciones iguales que las mujeres, sin embargo generan condiciones de discriminación y menoscabo de las capacidades que estas tienen al momento de ejercer su función.
Sostengo que esta forma de violencia, siendo importante no es la principal, es más contundente el impacto de la ausencia de políticas estatales que permitan generar espacios de posicionamiento, defensa y fortalecimiento de la equidad, inclusión y estabilidad socioeconómica, responsabilidad que recae en el poder político que transgrede contra la mujer y más contra la mujer de alta vulnerabilidad.
El poder económico a través de la publicidad se confunde entre el producto de consumo y la “mujer de consumo” y a su vez el poder político que, en nuestro caso es muy marcado, las mujeres que no piensen igual que el poder absoluto son ultrajadas, insultadas, vilipendiadas.
Fiel reflejo del concepto machista de la estética del poder que las recupera como adorno del mismo, pero que en el manejo político las inmoviliza y cuestiona su accionar como lo recientemente sucedido con el derecho al “aborto médico y psicológico excluido en la ley de salud y otros cuerpos legales.
Esta violencia no es considerada en el esquema convencional de la NO VIOLENCIA, son retóricas líricas de la conmemoración, en realidad estos aspectos están ligados al permanente vivir de las mujeres, requieren ser tomados en cuenta para comprender que tipo de violencia se ejecuta y contra quienes, establecer como las mujeres, junto a los hombres, se incluyen en una necesaria transformación de realidades, por el bien común, por el bienestar de una sociedad entera.