La luz del río Sena ha servido de inspiración para crear verdaderas obras de arte. En julio de hace 137 años, Van Gogh recorría las orillas para dejar atrás su etapa más oscura y comenzar una etapa más luminosa; tres años antes, el pintor francés Renoir pintaba El Sena en Asnieres…
El próximo 26 de julio dan comienzo en París los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024, que durarán hasta el 8 de septiembre. Francia, Europa y el mundo en su conjunto necesitan entrar en esta etapa más luminosa y estos juegos son una buena oportunidad para crear más y mejores relaciones más allá de la economía y la política.
En este marco, Francia ha presentado una ambiciosa ceremonia de inauguración que, sin duda, supone un importante desafío en términos de seguridad. El aún presidente de la República francesa, Emanuel Macron, afirmaba en diciembre de 2023 que “(…) estamos preparando una ceremonia de inauguración única que, espero, enorgullecerá al pueblo francés”.
Será la primera vez en los Juegos modernos que una inauguración se realice en el marco de un desfile náutico en el río Sena, que finalizará frente a la Torre Eiffel, que ya luce los anillos olímpicos.
Una oportunidad para alejar malos recuerdos
Realizar la inauguración fuera de un estadio es una oportunidad para Francia de hacer historia y ayudará a alejar los recuerdos, aún muy presentes en el corazón de todos los franceses, de los atentados del 13 de noviembre de 2015.
Dar seguridad a un recorrido de 6 kilómetros por el centro de París, desde el puente de Austerlitz hasta el puente de Jena, con más de 10 500 atletas y más de 90 embarcaciones frente a una multitud de 320 000 personas no es tarea fácil. Como bien apuntaba Macron en marzo de 2024, “el riesgo cero no existe y es importante hacer todo lo posible para minimizar ese riesgo”.