Autor: Fausto Giraldo
A un poco más de un año que las actuales autoridades de gobiernos locales finalicen su periodo se ha conocido la ejecutoria de varias actividades y proyectos, unos quizá surgieron en sus propuestas de campaña para ganar la elección y otras de motivaciones personales, grupales, asistencialistas.
Si bien lo “prometido es deuda”, no es menos cierto que se ha de justipreciar el momento y la necesidad a la hora de invertir con la obra pública; sin que dejen de ser importantes pero no indispensables, dudo que en la actualidad un mural de 500 mil dólares en Quito impulsado por la Perfecta de Pichincha, la regeneración de cinco cuadras de una avenida con una ciclo vía al mejor estilo de “Mantilla”, con un monto superior a los dos millones en “ Los Ceibos” anunciado por la Alcaldía de Ibarra o sacar unos árboles para poner otros en Otavalo sean las prioridades.
La crisis económica desde el 2015, la pandemia sanitaria y el embate de la naturaleza obliga a repensar en que obras se han de ejecutar en cada territorio, los planes no son un esquema que no pueda ser modificado, estos deben tener una visión estratégica de futuro, que solucionen problemas y generen condiciones de vida digna para los habitantes.
A nivel general, a mi , son dos los problemas que angustian a la población: falta de empleo e inseguridad; aspectos en los que deberían los gobiernos locales considerar la prioridad de inversión tomando en cuenta el mayor impacto y beneficio territorial.
En lo productivo, debería entender la autoridad, que ya no va a construir el nuevo mercado en la ciudad económico y por lo que debería dejar señalada la ruta de un Sistema Integral de Comercio, capaz de que la siguiente administración tenga una hoja de ruta al respecto.
Así también mediante la firma de convenios de concurrencia entre los GAD cantonal y provincial bien podrían invertir en la implementación de Unidades de Producción Asociativas y Comunitarias, quizá una en cada parroquia urbana en áreas de mandos medios e incluso como ejes transversales el tema género, discapacidad y primer empleo para los jóvenes. Lo propio en las parroquias rurales de acuerdo a su fortaleza productiva a fin de evitar la movilidad migratoria del campo a la ciudad.
El tema inseguridad debe ser visto integralmente, si bien es competencia del ejecutivo la necesaria articulación de los gobiernos locales es prioritaria, la violencia y delincuencia son consecuencia de la pobreza y está a su vez de la falta de empleo, educación y salud, principalmente, sin descartar que el ocio sin orientación conduce a la juventud a vincularse en actividades ilícitas como el narcotráfico, consumo de drogas, robo y asesinato. Por lo dicho los gobiernos locales les corresponde crear condiciones de bienestar y vida segura en su territorio, de acuerdo a sus competencias.
En principio también señalaba que una prioridad atender las consecuencias de los embates de la naturaleza, sectores como La Carolina, Lita, Ambuqui, barrios sur oriente de Ibarra, sector de Pilanqui, Urcuqui, Intag, Pimampiro y otros han sufrido daños en las vías, puentes y sembríos a causa de las aguas lluvias, se convierte entonces en una necesidad de remediación urgente que deben atender.
Siempre será importante conocer la opinión ciudadana, valorar e incorporar sugerencias a la hora de planificar, comprender que los recursos económicos son del pueblo y no pueden seguir siendo dilapidados por la politiquería, improvisación y falta de integralidad de los proyectos, definitivamente la población está haciendo votos porque se termine este periodo y que ojalá quién ingrese al campo de la conducción del territorio se sintonice con el desarrollo considerando que son prioridades y que no lo son