En las calles Flores y Espejo se encuentra el monasterio de Santa Catalina de Siena, en el que viven 12 religiosas en contemplación o claustro de la orden dominica. Ocupa las tres cuartas partes de una manzana en el barrio de San Marcos, tiene un área aproximada de 8.500 metros.
La casa se adecuó a las necesidades de la comunidad propiamente monacal; es decir de clausura, dispone de un jardín principal que se conecta con corredores con las habitaciones de las religiosas, oficinas de administración, labores, entre otras. Estas mujeres cumplen votos de silencio y dedican su vida a la oración.
Las religiosas elaboran jarabes, cremas, lociones, hostias, vino de consagrar, los que se comercializan para el sostenimiento de la comunidad. Hasta antes de la pandemia la venta se hacía a través de un torno.
¡Ave María Purísima! decía la religiosa y la persona que iba a adquirir el producto respondía ¡Sin pecado concebida!, sin embargo, ahora las religiosas ya no atienden, y adecuaron un local adjunto al monasterio, en el que una persona se encarga del expendio de sus productos.
Sor María Natividad Espín, priora del monasterio explicó que los productos que realizan son naturales y guardan las recetas originales. “Tenemos alimentos que suben las defensas como la ‘gelatina de pichón’ ideal para las personas que han perdido el apetito; para los niños que no pueden o no quieren hablar les recomendamos una copita de vino de consagrar, después no pararán de hablar”.
Además, elaboran cremas del día, otras que evitan las arrugas, que nutren la piel, limpiadoras, la de ‘leche de burra’; jabón líquido, champú de ortiga, de romero, nogal, sábila, extractos de lavanda, menta, limón…
Son varias las anécdotas que guardan. Sor Mercedes de Jesús Quintana contó que cuando ella vendía los productos a través del torno, un señor le dijo “uyyy madrecita ustedes han tenido remedios para todo. Pero sabe qué haga alguno para el olvido…porque yo me olvido que soy casado. Yo le dije, no se preocupe aquí tenemos una ortiga de esas buenas. Y santo remedio”.
“Con estas ventas nos ayudamos para el sustento, sino trabajamos no comemos. Lo primero es dedicar el tiempo a Dios en la oración” señaló sor María Natividad Espín. El horario de atención de la ‘farmacia monástica’ es de lunes a viernes de 08:00 a 16:00 y los sábados de 09:000 a 12:00.
El 18 de noviembre de 2020 se entregaron las obras de mantenimiento ejecutadas por el Instituto Metropolitano de Patrimonio –IMP- quien intervino en el reforzamiento estructural de la edificación, la cubierta de la galería, la reparación del cielo raso, el cambio de la mampara de madera, puertas y ventanas, y el mejoramiento del sistema de iluminación a base de lámparas LED. Además, realizó trabajos para mejorar la recolección y evacuación de aguas lluvia y protección de los elementos de madera y hierro del museo del monasterio.
En 1592, doña María de Siliceo, al amparo de la Orden Dominica fundó el monasterio de Santa Catalina de Siena; e inició la congregación de religiosas con sus 3 hijas y 6 huérfanas.
Aquí funcionó la segunda casa de recogimiento de mujeres sin hogar, sin embargo, la edificación actual fue ocupada desde 1613, tras la culminación de las obras principales.
El Centro Histórico de Quito acoge varias iniciativas productivas entre ellas las de esta orden religiosa, el Municipio de Quito invita a recorrer y a adquirir productos locales, que poseen historia, tradición y cultura.