El Municipio de Quito, a través de la Secretaría de Salud fortalece su componente epidemiológico de seguimiento de los pacientes con prueba positiva de COVID-19 y el rastreo de sus contactos mediante telemedicina. Hasta el momento ha realizado más de 25 400 llamadas a pacientes testeados en toda la ciudad.
El equipo médico municipal busca información lo más precisa posible sobre los contactos del entorno de los ciudadanos positivos COVID-19, para conocer por dónde se han movilizado, con quiénes han estado y quiénes son sus contactos cercanos, el objetivo es implementar el cerco epidemiológico necesario.
El rastreo de contactos detecta, evalúa y decide qué hacer con las personas que se han expuesto a la enfermedad para evitar que la transmisión continúe. Cuando esta medida se aplica sistemáticamente se interrumpe la cadena de transmisión de una enfermedad infecciosa y, por lo tanto, representa un instrumento esencial de salud pública para controlar los brotes epidémicos infecciosos.
La Organización Mundial de la Salud, (OMS), en su documento oficial “El rastreo de contactos en el marco de la COVID-19” señala que la localización de casos, el aislamiento, las pruebas y la asistencia, así como el rastreo de contactos y la cuarentena, como parte de una estrategia integral, son actividades indispensables para reducir la transmisión y contener la pandemia.
El trabajo del equipo municipal de rastreo y seguimiento inicia el momento en que un ciudadano asiste a una de las 34 brigadas móviles de la Secretaría de Salud o a los puntos fijos de triaje, ubicados en el norte, centro y sur de la ciudad, donde le toman los datos personales, se realizan la atención médica en busca de criterios clínicos y epidemiológicos, y, finalmente se tomar la muestra para el análisis molecular para la COVID-19.
Mientras se espera el resultado del laboratorio, los expertos recomiendan se mantenga el Aislamiento Personal Obligatorio (APO), para evitar seguir contagiando o contagiarse.
En el caso de un resultado positivo se inicia el rastreo mediante la llamada telefónica al número registrado para darle a conocer la positividad de la prueba y empezar el seguimiento mínimo cada 48 horas.
En la primera llamada a los contactos, el rastreador pregunta vía telefónica si la persona ha experimentado alguno de los siguientes síntomas: tos, fiebre o dificultad para respirar; incluso a qué distancia estuvo de algún contagiado, si llevaba o no mascarilla.
Si alguna de las personas con vigilancia epidemiológica empieza a desarrollar síntomas más graves se la deriva al Centro de Atención Temporal Quito Solidario.
Cada rastreador hace de 30 a 40 llamadas al día, divididas entre pacientes positivos y negativos. De ese total, entre el 10 o 15% tiene el virus y le recomiendan realizarse la PCR en un sitio asignado y le hacen el seguimiento, en promedio cada 48 horas hasta completar los 14 días.
Expertos de salud pública señalan que la estrategia de búsqueda y vigilancia de contactos es una de las más efectivas para frenar la enfermedad, porque permite aislar a los enfermos y a los sospechosos en etapas tempranas, además, ayuda a monitorear a los pacientes durante el aislamien