Fausto Giraldo
En los años 70 la juventud que culminaba sus estudios secundarios en la provincia de Imbabura y el norte del país debía trasladarse a la capital u otras ciudades para acceder a la educación superior y obtener un título universitario, pues eran pocos quienes cumplían con este sueño, la gran mayoría no contaba con los recursos económicos necesarios, no le quedaba de otra que conformarse con el nivel alcanzado y de inmediato enrolarse en la actividad productiva.
En las mentes visionarias de hombres y mujeres que pertenecían a gremios y sectores sociales, con el respaldo mayoritario de padres de familia de los entonces bachilleres, se anidaba la idea de contar con una universidad propia en el territorio, pese a no tener aún el reconocimiento jurídico, muchos profesionales se incorporan a hacer realidad este anhelo, patriotas y sin percibir remuneración alguna emprendieron la tarea de educar a la juventud.
Gestas heroicas tuvieron que desarrollarse en aquella época, grandes movilizaciones y luchas se emprendieron para superar los obstáculos, los presidentes Roldos y Hurtado vetaron la creación de la “Alma Mater”; más, sin embargo, por razón y por la fuerza, mediante la Ley 43 se publica en el registro oficial 482 del 18 de julio de 1986 la legalización de la Universidad Técnica del Norte como parte del sistema nacional de educación superior integrándose al aquel entonces Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas.
Surge entonces la academia, bajo el entusiasta liderazgo de Antonio Posso Salgado, primer y varias veces rector de la casona universitaria, cobijados por el slogan “ciencia y técnica al servicio del pueblo”, convertido en una hoja de ruta, se marcan hitos importantes del vertiginoso crecimiento en favor de la juventud ecuatoriana y ahora internacional, principalmente porque su orientación y dirección capaz, democrática e inclusiva estaba orientada a aquellos miles de hogares de bajos recursos económicos; en la actualidad no existe ninguna consideración de orden económico, social, religioso, étnico, genero u otros ya que alberga a más de 13 mil jóvenes estudiantes de diverso origen.
Los profesionales titulados en la Universidad Técnica del Norte superan hoy los siete mil, aportan de manera significativa al desarrollo del Ecuador y el mundo con principios y valores humanistas y sobre todo de calidad; si bien su sueño era contar con una profesión al mismo tiempo, gracias a su excelente desempeño laboral, han podido satisfacer las necesidades de vida de sus hogares.
Universidad de calidad, institución que reúne todos los requisitos académicos, administrativos y el cumplimiento de las funciones de docencia, investigación científica, vinculación con la colectividad y gestión de procesos, aspectos que le ha hecho merecedora por dos ocasiones a la Acreditación de Calidad de la Educación Superior, categoría que fue alcanzada, la primera, durante el periodo del doctor Miguel Naranjo, como su rector y la segunda el año pasado con su actual rector el doctor Marcelo Cevallos y el doctor Miguel Naranjo, Vicerrector Académico presidente de la Comisión de Acreditación, de tal manera que en el ranking nacional de ubicación de universidades por excelencia ocupa el séptimo lugar de un total de 55 entre instituciones universitarias públicas y privadas.
Se pudo haber pensado que solo con la infraestructura ubicada en la denominada ciudadela universitaria “El Olivo” era suficiente para continuar con la tarea de educar, pero en la mente visionaria de las autoridades era más la idea de ver crecer este sueño y hoy la Universidad Técnica del Norte cuenta con varios “Campus”: “El Olivo”, antiguo hospital “San Vicente”, Monasterio de Las Carmelitas”, hacienda “Santa Mónica”, granja “La Pradera”, Yuyucocha y la Favorita, además del Colegio Universitario, Centro de Educación Inicial y el Estadio Universitario convertido hoy en espacio académico.
Particular aspecto que se ha de destacar es la transcendental decisión de recuperar el antiguo hospital “San Vicente de Paul” y el monasterio de “Las Carmelitas”, iconos del patrimonio histórico y cultural de la provincia y el país, el primero convertido en el más completo complejo de laboratorios científicos de formación profesional, con tecnología de punta en beneficio de la juventud, esto gracias al compromiso asumido por el doctor Miguel Naranjo, principal promotor de cultivar aquello que forma parte de la vida de nuestros pueblos, de su historia, pero ante todo de cumplir los sueños de las presentes y futuras generaciones.
Lo digo con propiedad y pertinencia, no solo es cuestión de tener una entidad de educación superior, es necesario que esta garantice la calidad y excelencia, que siga siendo terreno fértil para la formación profesional de miles de jóvenes, que siga el liderazgo y la capacidad de las autoridades, que los procesos no se rompan, que continúe la construcción de los anhelados sueños, principalmente aquellos que contribuirán a hacer del Ecuador un país de oportunidades, solidario, inclusivo, más humano