Share This Article
Autor: Fausto Giraldo
Mi cuestionamiento a la política del presidente Nayib Bukele de El Salvador en relación con su twitt sobre el “Estado de Emergencia” podría verse como una defensa al gobierno de Guillermo Lasso o tener una alineación con el correismo; por ningún concepto es de tal manera, mi posición es clara al identificar que el presidente ecuatoriano no está a la altura de resolver los problemas que nos afectan y los otros forman parte de los causantes.
Dice Bukele en su twitt: “El Estado de Excepción es una herramienta, no una varita mágica. Aprobar un Estado de Excepción sin una estrategia contra los terroristas, no sirve de nada. Los gobernantes deben entender que los problemas no se resuelven por decreto, sino con acciones”.
Una verdad a medias, en primera es cierto que el estado de emergencia es un instrumento que no sirve si no hay una estrategia, en segunda en El Salvador tampoco la denominada estrategia (redundancia) soluciona el problema de las pandillas o “maras”, sólo las contiene, pues las causas en esencia no son resueltas; para evidenciar lo que señalo miremos los aspectos más importantes de la situación social, económica, empleo y acceso a la educación por la que atraviesa el país centroamericano con datos 2021 que se ha podido recabar.
El Salvador, con una población de 6.518.500 personas (datosmacro.expansion.com/paises/el-salvador), en el 71 % del territorio salvadoreño, la incidencia de la pobreza es mayor que el promedio nacional que es el 24.6%, revela la última encuesta de hogares de la disuelta digestyc. En 2021, un total de 1,758,434 salvadoreños formaron parte de la población pobre, es decir, los ingresos de estas familias no fueron suficientes para cubrir el costo de una canasta básica ampliada. A diferencia de la pobreza monetaria, la población de pobres multidimensionales, (carecen de acceso a servicios principalmente educación y vivienda) aumentó en 2021 y llegó a 1,947,796. (www.eleconomista.net).
La situación de generación de empleo en el país se mantiene estancada en El Salvador, según revelan los datos de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM). El desempleo se mantiene y la cifra de subempleados sube. Según la EHPM, la tasa de desempleo de la población económicamente activa (PEA), volvió prácticamente a los niveles precrisis, en 2021 esta cerró en 6.3 %. El desempleo se observa más entre los jóvenes de 16 a 24 años, donde la tasa llega al 14 %. (www.eleconomista.net)
Por otro lado un 18% de la población no sabe leer ni escribir. El 28 de octubre concluirá el año lectivo 2022 para parvularia y básica, mientras el 11 de noviembre será el último día para media, cifras provisionales del Ministerio de Educación (MINED) afirman que la cantidad de estudiantes inscritos en instituciones educativas, públicas y privadas, se mantendría en niveles similares a los de hace 30 años. (laprensagrafica.com).
En El Salvador, 88 de cada 100 jóvenes quedan excluidos de la educación superior. En el país la exclusión educativa, en todos los niveles, ha sido un problema histórico. Según el Ministerio de Educación (MINED) en el país existen 24 universidades, una pública y 23 privadas. (disruptiva.media).
He señalado varias ocasiones que la fuente que alimenta la delincuencia es la pobreza, así también que la juventud que no tiene empleo, acceso a educación y espacios de sana recreación a través de la cultura y el deporte es campo fértil para ser reclutada, por tanto se podrá construir cientos de cárceles, disponer la presencia militar todos los días en las calles, decretar todos los estados de emergencia, recluir a todos los pandilleros, pero si no se ejecuta la estrategia principal que es intervenir el problema socio económico de la población, lo único que se logrará es contener bajo el esquema de una “olla de presión” que al alcanzar mayor temperatura volverá a estallar y con más fuerza.