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El presidente de estados Unidos, Donald Trump, asumió su segundo mandato el 20 de enero de 2025. Este martes 29 de abril cumple 100 días en el cargo.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha restaurado en la política exterior de Estados Unidos la doctrina de “la ley del más fuerte” propia del estilo del mandatario, una idea que regresa con una diferencia con su primer mandato: ahora no tiene a nadie que le frene en sus impulsos.
En sus primeros 100 días, Trump ha retomado el desdén hacia los organismos multilaterales, el acercamiento a figuras autocráticas y la defensa de relaciones exteriores donde Washington siempre debe salir ganando, ya sea en las guerras en Ucrania y Gaza o en disputas con la UE, Canadá, Groenlandia o Panamá.
Hasta este 25 de abril, Trump ha firmado 130 órdenes ejecutivas, 33 memorandos, igual número de proclamas, dos leyes especiales y ha dirigido varias otras propuestas al Congreso para su aprobación.
Cuando llegó al poder se apoyó en un discurso antiinmigración, con una promesa central de cerrar las puertas a quienes buscan emigrar o encontrar refugio en el país y de poner en marcha la mayor campaña de deportación de la historia de Estados Unidos.
El presidente ha forzado los límites del Ejecutivo para cumplir su palabra, firmando más de 170 decretos y empujando a otras agencias, como el Pentágono o el Departamento de Justicia, a involucrarse en la gestión migratoria.
Primeros 100 días de Trump: su giro migratorio amenaza con crear una crisis constitucional
Trump se ha enfrentado a obstáculos judiciales y logísticos, falta de personal y de infraestructura, para lograr las deportaciones “masivas” que prometió a sus votantes.
El Gobierno ha sacado pecho del aumento en los arrestos de migrantes, que se han duplicado en comparación con la Administración anterior de un promedio de 310 al día a más de 650, según cifras del Migration Policy Institute.
En contraste, no han publicado datos con la cantidad total de deportaciones y los que se conocen muestran que han expulsado a un ritmo igual o menor del que llevaba el Gobierno del demócrata Joe Biden (2021-2025).
Esto ha provocado frustración dentro del Ejecutivo, según filtraciones a medios estadounidenses, que ha decidido lanzar una campaña promoviendo la “autodeportación”: es decir, que los migrantes decidan por su cuenta volver a sus países de origen.
En medio de la presión por acelerar las deportaciones y arrestos, se han dado decenas de casos de detenciones de ciudadanos estadounidenses, residentes permanentes y migrantes con un estatus legal.
La Administración de Trump también ha intentado eliminar una serie de programas y beneficios migratorios creados por su antecesor, entre ellos el Parole Humanitario para Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití, el estatus de protección temporal y la aplicación CBP One, que permitía pedir cita para entrar de manera legal por la frontera.
Como consecuencia, más de medio millón de personas se han quedado en un limbo legal, mientras los tribunales deciden sobre la legalidad de los programas, o directamente en una situación migratoria irregular.
100 días de Trump sacudidos por la guerra comercial con el mundo
La guerra arancelaria desencadenada por Donald Trump ha supuesto uno de los momentos más disruptivos de los primeros 100 días de su segundo mandato, con un impacto global de una magnitud histórica y que podría haber sido mayor de no haber sido contenida por el pánico en los mercados.
El 2 de abril, bautizado como el, Día de Liberación, (igual que lo fueron las jornadas de su victoria electoral y su toma de posesión), Trump se presentaba con un enorme cartón con una tabla de países y aranceles aplicados a decenas de países y territorios.
Menos de una semana después, la realidad del caos provocado le obligaba a contener su instinto y deseo de represalia con tarifas a todo aquel que, en su opinión, se aprovecha de los EE. UU.
Enfrentamiento con China por la implementación de aranceles
El principal foco de la política arancelaria siempre iba a ser y fue China. La efervescencia e imprevisibilidad de Trump vivió unas jornadas en las que aparecían por sorpresa aumentos de los aranceles a los productos chinos, hasta alcanzar una tasa del 145 % sobre la mayoría de bienes del país asiático.
Pekín criticó la medida, pero respondió con sus represalias arancelarias, con tasas a los productos estadounidenses del 125 %, y el órdago de Trump ha perdido fuelle, en un pulso para el que ya ha tendido la mano a la negociación y hay visos de intento de desescalada.
Choque con Europa
Europa asiste como espectadora a las negociaciones, con una UE mayoritariamente unida en torno a Ucrania, salvo la Hungría del ultra Viktor Orbán, mientras Trump exige aumentar las aportaciones a la OTAN, considerando “ridículo” el actual compromiso del 2 % del PIB en Defensa.
“Trump expresa un sentimiento generalizado de que los acuerdos de seguridad y comercio que Washington alcanzó con Europa tras la Segunda Guerra Mundial ya no benefician a Estados Unidos”.
Explicó Christopher Layne, de la Texas A&M University, quien augura tiempos inestables en la relación transatlántica.
Ucrania, foco y promesa incumplida
Esa premisa afecta directamente al principal tema de su agenda exterior: la guerra en Ucrania, conflicto que, de manera quimérica, Trump prometió terminar en menos de 24 horas.
Las conversaciones han desembocado en un renovado acercamiento a Moscú, emulando lo sucedido en el primer mandato (2017-2021), con críticas muy contadas hacia el presidente ruso, Vladímir Putin, en un contraste sonado con los constantes ataques al ucraniano Volodímir Zelenski, a quien dedicó un desplante histórico en la Casa Blanca.
Hasta el momento, Trump no ha logrado su objetivo. Sin embargo, bajo la amenaza de cortar la ayuda militar, ha forzado a Kiev a sentarse a negociar un acuerdo que probablemente implique grandes cesiones a Rusia.
La prisa por alcanzar un pacto en sus primeros 100 días ha intensificado los contactos y Trump, en sus redes, presiona a ambas partes para aceptar una propuesta de paz que pasa porque Rusia cese los combates a cambio de conservar parte de las zonas ocupadas y de que Ucrania renuncie a ingresar en la OTAN. Washington también aspira a sacar tajada con acceso a la explotación minera en territorio ucraniano.
Vía: Ecuavisa